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domingo, 25 de febrero de 2018

El defensa que la rompía

Contaba Eduardo Teus, mítico guardameta del Real Madrid, en El Libro de Oro del Real Madrid, publicado con motivo de las Bodas de Oro del club blanco, que Félix Quesada junto con Santiago Bernabéu y Juanito Monjardin formaba el trío de madridistas más madridista de todos los madridistas del pasado siglo. Y es que Quesadita como lo apodaron cariñosamente sus compañeros ya desde las categorías inferiores del club blanco es uno de los referentes del madridismo por su entrega y entusiasmo desde la zaga. 


Félix Quesada Más, natural de Zaragoza, se hizo un fijo en las alineaciones blancas y formó junto con Perico Escobal uno de los dúos defensivos más importantes de la historia del Real Madrid y es que ambos se entendían a la perfección con una forma impresionante de compenetración. 
Félix, que fue capitán del equipo, era muy bajo, pero eso lo compensaba con su entrega y entusiasmo, que le daba incluso para tirar penaltis con una violencia inusitada, cosa dificil dados los embarrados que estaban algunos campos y que el material del que estaba hecho el balón no lo ponía nada bien a la hora de meterlo entre los tres palos. Aún así le dió para meter algo más de una treintena de goles, estadística impresionante para un defensa en aquellos años. Incluso, llegó a recibir un Balón de Oro, como premio al mejor futbolista, otorgado por la Asociación de la Prensa de España en  en el año 1926.


Tras la victoria magnífica ante el león ingles en la que Quesadita tuvo mucho que ver (fue nueve veces internacional, anotando un gol), llegaron los Ciriaco y Quincoces (que le quitaron el puesto), quienes junto a Zamora, formaron un trío perfecto que le dio al Madrid (sin titulo de Real por el advenimiento de la II República) dos Campeonatos de Liga.


A Quesada todavía le dio tiempo a jugar y a ser una de esas figuras que bien desde el vestuario o desde el campo era capaz de trasladar su espíritu combativo a sus compañeros. Quesada estaba tan bien, deportivamente hablando, que estuvo en el club hasta 1936, año en el que estalló la fracticida guerra civil.


Félix Quesada, considerado uno de los mejores futbolistas blancos, estandarte del club durante muchos años, falleció repentinamente en 1959, generando tristeza en aquellos que lo habían visto jugar. Y es que cuando Quesada cogía el balón para chutar... no había guardamenta en el mundo que parara esa misil.

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