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jueves, 6 de abril de 2017

"¿Libertad para qué?"

Cuando tuvo lugar la revolución rusa hubo un gran apoyo por parte de la intelectualidad europea de izquierdas en aquel momento. Algo nuevo parecía surgir de Rusia o lo que sería la URSS, por lo que muchas personas acogieron con optimismo la posibilidad de que, tras cambiar a un tipo nefasto (el Zar Nicolas II y todo lo que representaba el zarismo), hubiera una ola de Libertad por toda Rusia, que se extendiera a otros países. Incluso hubo asociaciones como la de los Amigos de la Unión Soviética en la que había grandes personalidades de las letras como Pío Baroja, Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado entre otros. Desde el PSOE se vieron grandes esperanzas en la revolución rusa y sus supuestos ideales sobre los derechos de los obreros, por lo que pensaron seriamente en unirse a la Tercera Internacional de Lenin.


Entre los hombres de la comisión encargada de viajar a la Unión Soviética para barajar tal opción estaba don Fernando De los Ríos, destacado político de la época, el cual llegaría a ser Ministro de Gracia y Justicia durante la posterior República Española. Cuenta el propio De los Ríos en su diario que cuando viajó al país, quedó impresionado por la miseria (tanto económica como moral) existente en las calles, aunque más pavor despertó en él que hubiera presos acusados de contrarevolucionarios, aparte de una policía política, encargada de arrestar a supuestos enemigos del pueblo ruso, que no eran otros que aquellos que no pensaban como el Gobierno revolucionario (presos políticos). 

Fernando de los Ríos

En la entrevista con Lenín, De los Ríos le pregunto que "¿Cuándo habría Libertad en el país?" a lo que Lenin le respondió de forma escueta, pero contundente "¿Libertad para qué?". De los Ríos dedujo de esta respuesta que no sólo no había Libertad en la Unión Soviética, sino que nunca la habría. La tan alabada revolución rusa, sólo había servido para quitar un clavo, encarnado en el Zar blanco (Nicolas II) y poner otro clavo, encarnado en el Zar rojo (Lenin) tan malo como el anterior. En el siguiente congreso extraordinario del PSOE, De los Ríos se opuso al ingreso del partido en Tercera Internacional, provocando la escisión posterior de un sector pequeño del partido que fundaría el Partido Comunista de España.
Poco a poco, algunos intelectuales que eran de izquierdas, pero demócratas, fueron rechazando lo que representaba la URSS primero con Lenin (a cuyas ordenes estaba un tal Trotsky, el cual había creado el ejército rojo) y después con Stalin. Sin embargo, otros individuos de izquierdas siguieron apoyando la URSS y el comunismo, despreciando a aquellos otros intelectuales de izquierdas que rechazaban el totalitarismo en todas sus vertientes.  Poco a poco, entre la izquierda europea se establecerían dos bloques enfrentados: Los socialistas demócratas (la llamada socialdemocracia) y los comunistas.
PD: De los Ríos se opuso a la colaboración con la dictadura de Primo de Rivera a diferencia del PSOE sobre todo desde la rama sindicalista encarnada por Largo Caballero. En 1925 fue procesado por desacato. En el juicio, en el cual fue absuelto, su abogado defensor fue el ilustre don Melquíades Álvarez (al que milicianos asesinaron en la guerra). De los Ríos falleció en Nueva York formando parte del Gobierno republicano en el exilio.

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