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sábado, 16 de julio de 2016

Odio y pusilanimidad

Tanto el odio del islamismo radical como la pusilanimidad de una Europa laica (anticlerical más bien) y estúpida son culpables de las muertes de Niza perpetradas por unos miserables que cometen el mayor pecado que puede realizar un creyente: matar en nombre de Dios.


Nadie quiso hacer nada cuando se asesinaba a cristianos por parte del autodenominado estado islámico y ahora nos encontramos en un viejo continente falto de valores con que el problema lo tenemos en casa. Antes que nada los musulmanes moderados (que los hay) tienen que romper definitivamente su silencio (bien por complicidad, bien por miedo) y en algunos casos cobijar a presuntos terroristas (acuérdense de Bélgica) y convencer a esos miserables, los cuales dicen matar en nombre de Alá, que su misión no sólo es despreciable, sino estéril y que tras la muerte no los esperarán precisamente vírgenes. 
En cuanto a los Europeos a ver si se dejan de tanto "Pray for Nice" en redes sociales, tanta flor, tanto minuto de silencio de cara a la galería y tanto decir de que no se tiene miedo y que esto lo resuelve la unidad, las sonrisas y una sarta de tonterías que lo único que hace es ejemplificar que Europa vive en un mundo paralelo. Mientras en el mundo real hay asesinos dispuestos a acabar con las vidas de una persona en nombre de Dios, un Dios que al aborrecer la violencia, los desprecia a ellos. 

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