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sábado, 2 de julio de 2016

Clásicos Inmortales: El Tesoro de Sierra Madre

 Detrás de las clásicas películas de aventuras de John Huston había algo más y esta película lo demuestra con creces, teniendo como protagonista no sólo a Bogart o a Walter Huston (padre del director), sino al mismisimo oro, causa y motivo de todos los males que llevan a personalismos infames. Una película que confirmaría a Huston como uno de los grandes cineastas de la historia. 


En el Méjico de los años 20, Fred Dobbs (Humphrey Bogart) es un mendigo estadounidense que malvive en la ciudad de Tampico. Un americano le entrega dos monedas con las que podría comprar tabaco y tomarse una copa, regañando a un niño que insiste en venderle un boleto de lotería. Tras diversas vicisitudes, se sienta en un banco del parque donde invita a tabaco a otro gringo sin recursos como él, que sueña con marcharse, quejándose Dobbs de que en ese país los estadounidenses no pueden trabajar ni como limpiabotas, quedándole unicamente la posibilidad de pedir en la calle.
Poco después Dobbs le pide limosna a un hombre al que le están limpiando los zapatos, sin darse cuenta de que es el mismo hombre que ya se la había dado antes, que sin embargo le da otra moneda a Dobbs, la cual utiliza para ir va a una barbería donde le cortaran el pelo y le afeitaran. 


Unas horas después vuelve a pedir limosna sin darse cuenta de que lo hace al mismo hombre, que se apellida McCormick (Barton MacLane), que para no darle limosla le acabará dando un trabajo, que es duro, pero bien pagado, pues le dan 8 pesos por día en el montaje de un campamento donde vuelve a reencontrarse con el otro gringo con el que coincidió en Tampico, que responde al nombre de Bob Curtin (Tim Holt).El trabajo es agotador, pues están horas y horas trabajando a 40 grados, aunque el hombre que le contrató les promete que les dará un plus si terminan el trabajo en dos semanas. Acabado el trabajo, son devueltos a Tampico, aunque cuando llegan al muelle el hombre les dice que no ha llegado el agente con el dinero. Curtin y Dobbs le dicen que no se fían, por lo que él les entrega 10 dólares para que se tomen unas copas mientras lo esperan en una cantina.


Pero una vez allí les dicen que McCormick se aprovecha de hombres como ellos y nunca paga, por lo que deciden marcharse con los dos pesos que les quedan a un dormitorio colectivo donde oyen hablar a un extraño hombre de unas montañas que hay a varios días de ferrocarril donde afirma que hay oro. El hombre que responde al nombre de Howard (Walter Huston) les dice que el oro vale tanto por su escasez y porque de cada 1.000 hombres que lo buscan, sólo uno lo encuentra, diciendoles que una vez encuentras una parte, quieres más y más y nunca te veras saciado del vil metal.
Es el día siguiente cuando ven salir del hotel a McCormick con una chica, por lo que se dirigen a él dispuestos a darle un escarmiento. Tras intentar negociar con ellos, al verse engañados, Dobbs y Curtin intentan darle una paliza, algo que casí no consiguen debido a la fuerza de su contrincante. Finalmente se haran con lo que les adeuda. Sin embargo, saben que eso les durará poco, proponiendo Dobbs hacerle caso a Howard e ir a por el oro.
Como carecen de experiencia hablan con Howard, viendo que entre los tres reúnen 500 dólares, pero que necesitarán al menos 600 para poder comprar las herramientas y armas para poder defenderse de los bandidos de la zona. Aparece entonces el niño que le vendió la lotería a Dobbs, el cual le pide que le dé un 10 por ciento de su premio, pues le han tocado 200 pesos en la lotería, decidiendo definitivamente poner ese dinero para poder seguir adelante en busca del tesoro. Parten hacia la montaña, haciendo caso a Howard que les indica que los mejores sitios para buscar oro son los más alejados y donde no haya caminos, yendo en tren donde son atacados por bandidos, teniendo que defenderse con lo que tengan. 

En busca del oro

Finalmente compraran unos asnos, subiendo a las montañas donde intentaran hallar oros, teniendo que instruirlos Howard en su búsqueda, ya que ellos desconocen la forma en la que se encuentra que no es más que el tipico oro granulado que hay que separar de la arena. Dobbs reconoce que creía que lo de buscar oro era más sencillo, mostrándoles el modo de trabajar con la tierra para extraer el metal, logrando reunir en unos días oro por valor de 5.000 dólares.


Dobbs propone que cada uno tenga su parte y se haga responsable de ella mientras Curtin cree que pueden esperar, decidiendo finalmente que cada uno tenga su parte, debiendo hacerse cada uno responsable de sus propias sacas, afirmando Howard que cabe que alguno de ellos se aproveche del despiste de los otros para hacerse con el oro y de esta forma marcharse, asegurando el viejo que él es el más fiable, debido a su edad y, por lo tanto, su deterioso físico. El propio Dobbs será salvado por Howard tras hundirse una galeria.
Una noche hablan, contando el viejo que con su dinero montará un negocio y ya no volverá a trabajar en una mina, pues ya no tiene tanta fuerza como para continuar, mientras Curtin dice que comprará un terreno de melocotoneros, pues recuerda que lo pasó muy bien en un lugar así en su pasado.


El viejo dice que deberían plantearse cuánto quieren conseguir para poner un límite a su estancia, señalando el viejo que le parece bastante con 25.000 dólares, pero Dobbs dice que eso es poco y propone 50.000, aunque eso les lleve al menos un año, pero a Curtin le parece demasiado. El propio Dobbs se siente ofendido de que le llamen avaricioso, recordandole a Curtin que él invirtió más dinero y lo lógico es que quien invirtió más, reciba más.
Poco a poco surgiran los recelos, puesto que creen que no deben dejar a uno solo con todo el dinero, puesto que puede llevarse lo que les toca a cada uno y quedarse con todo el oro. Posteriormente deben bajar a comprar víveres al pueblo, siendo Curtin, quien baje al pueblo, viendo al llegar cómo los federales detuvieron a varios bandoleros que llevan hasta el cementerio para acabar con ellos. Mientras realiza la compra de provisiones, se fija en él otro gringo que entabla conversación con él hablándole de los bandidos y diciéndole que es el primer americano que ve por allí en bastante tiempo.
El hombre en cuestión se llama James Cody (Bruce Bennett) y le pregunta qué hacen allí, respondiendo él que son cazadores y que cazan jaguares, diciéndole Cody que ha visto que hay indicios de que hay oro cerca pese a que Curtin dice que no hay nada, y cuando se ofrece a acompañarle, ya que tiene sus burros listos, Curtin insiste en ir solo, debiendo dar un rodeo yendo por un terreno durisimo para no dejar huellas aunque sabe que le siguió.


Piensan qué hacer, y cómo echarle, aunque el viejo les dice que si lo hacen los denunciará y no les permitirán llevarse lo que recogieron, sugiriendo Dobbs matarlo en cuanto aparezca. Cody aparece poco después, asegurando que tenía ganas de hablar con compatriotas, pidiéndole Dobbs que se marche al día siguiente. Coddy, sabiendo que han venido a por el oro, les chantajea diciendoles que le den una parte a él o los denunciara por haber extraido oro de forma ilegal. 
Deciden debatir el asunto, siendo Dobbs partidario de matarlo, pues piensa que si aceptan a uno tendrán que aceptar a todos los que lleguen en el futuro, decidiendo finalmente acabar con él los tres juntos. Cuando van a hacerlo, Cody les pide que miren hacia abajo, viendo que se adentra en la montaña un grupo de jinetes, dándose cuenta de que son bandoleros que buscan armas y municiones, debiendo prepararse para hacerles frente escondiendo y recogiendo sus cosas. Son los mismos bandoleros que intentaron el asalto al tren. 

Lucha en las montañas

Deciden darles el alto, diciendo los bandidos que son policías y que si les dan el rifle se irán, ofreciéndoles a cambio un reloj, siendo la respuesta de Howard disparar acabando con el reloj, comenzando tras ello un tiroteo, en que, al estar ya parapetados, cobran cierta ventaja por lo que consiguen hacer que se vayan, aunque saben que volverán y con más furia al saber que disponen de cuatro armas. Finalmente s enfrentaran a ellos, muriendo Cody en la refriega, tras haberles ayudado a combatirlos.
Tras enterrarlo continúan con su trabajo, aunque comprueban que el oro es cada vez más escaso y que tienen alrededor de 35.000 dólares. Finalmente, tas dejar la montaña como la encontraron, recogen sus ganancias dispuestos a regresar, cargando sus asnos con el oro. Mientras descansan Curtin dice estar pensando en la viuda de Cody y dice que deberían darle a esta una cuarta parte como si hubiera trabajado con ellos, pues les ayudó y le deben la vida. Dobbs no quiere, pero tanto Curtin como Howard estan de acuerdo. 

Los tres hombres

Aparecen entonces cuatro indígenas que les piden hospitalidad, invitándolos a café e intercambiando tabaco, diciéndoles tras ello que necesitan ayuda, pues el hijo de uno de ellos que cayó al agua y no parece querer revivir, Howard, el cual tiene conocimientos de medicina, decide acompañarlos para tratar de ayudarlos.El niño revive y la gente, asombrada, decide acoger al viejo, que decide quedarse con ellos unos días más, ya que lo veneran casí como un Dios. Finalmente se iran Dobbs y Curtin, llevandose el oro, acordando encontrarse en Durango.
Pronto comienzan las discusiones entre Dobbs y Curtin porque el primero quiere descansar, mientras que el segundo prefiere continuar, discutiendo por ello sobre quién manda. El cansansio y la avaricia comienza a hacer mella en Dobbs, diciendo que deben repartirse el oro del viejo, a lo que Curtin se niega, concluyendo Dobbs que lo que desea es quedárselo todo. Curtin le dice que es leal con el viejo como él lo sería. Dobbs asegura que sabe que piensa matarlo y quedarse con todo, por lo que saca su arma y le dice que suba sus brazos, empezando una pelea entre ellos, llegando Curtin arrebatarle su pistola, proponiéndole seguir cada uno por su camino, lo que tampoco le parece bien a Dobbs que piensa que entonces se ocultará y se abalanzará sobre él en cualquier momento. Continúan el camino, pero sin dormir, porque no se fían el uno del otro. 

El avaricioso Dobbs

Finalmente Curtin cae rendido por el sueño y es sorprendido por Dobbs. Dobbs le disparara, dandolo por muerto y llevandose el oro. Ignora que Curtin no murió y es encontrado por dos indígenas que lo auxilian. No obstante, los remordimientos comienzan a hacer que no pueda dormir.
Dobbs piensa en enterrarlo, pero prefiere marcharse pensando que acabarán con él los cuervos y las hormigas, aunque tras reanudar su camino piensa que si alguien ve a los buitres haciendo círculos descubrirán el cadáver, por lo que decide ir marcha atrás para enterrarlo, comprobando que no está allí, pensando que debió llevárselo un jaguar. Curtin se encontrara con Howard, relatandole lo sucedido, por lo que deciden ir a por el avarioso Dobbs.
Dobbs camina exhausto cuando de pronto llega a un riachuelo, corriendo hasta él, donde hunde su cabeza, viendo al levantarla el reflejo en el agua del bandido del sombrero dorado que intentó asaltar su tren y que les atacó en la montaña. Éste le pide tabaco. 


Dobbs le dice que los contrata como arrieros y les pagará en Durango, cayendo entonces el hombre en que es uno de los hombres de las montañas, tratando él de defenderse diciendo que lo siguen dos hombres a caballo. El bandido furioso, junto a los suyos, acaba con Dobbs y llevan los burros hasta la ciudad para tratar de venderlos, desechando las sacas de lo que creen es arena. En el pueblo serán reconocidos como los hombres que asaltaron el tren, por lo que serán ejecutados al instante. 


Curtin y Howard, tras llegar, escuchan los disparos, contándoles el hombre que les vendió los asnos, que los bandidos ejecutados acabaron con Dobbs, aunque tienen sus cosas y las pieles en su oficina, aunque no las sacas, que ellos mismos desecharon como algo sin valor. Los hombres llegan hasta el lugar donde los bandidos tiraron la supuesta arena. Allí tiene lugar un vendaval que hace volar el oro mezclado con la arena, no pudiendo el viejo evitar romper a reír diciéndole a Curtin que ría también, pues Dios o la naturaleza les ha gastado una gran broma, llevándose el oro al sitio donde lo encontraron. Curtin también rie al ver que su trabajo de 10 meses no ha servido para nada. Howard le dice que se dedicará a la medicina y vivir bien con los indios que lo veneran por sus mucha sapiencia.
También le sugiere a Curtin que venda los burros y las pieles y con lo que consiga se vaya a Dallas para buscar a la viuda de Cody, diciéndole que están en julio y es la época de cosecha de la fruta. A Curtin le parece una buena idea. Finalmente se despiden, deseandose suerte. 


La fiebre del oro como símbolo de la estupidez humana. Así podríamos definir una película que mezcla la historia de aventuras (en la que Huston era un maestro) y drama más terrible, mostrandonos las flaquezas humanas en torno al vil metal como la avaricia, la envidia y la anbición. En definitiva, nos relata con hondo rigor la degradación de los valores morales en favor de un dios tan terrible como el oro.

Ficha 

Dirección
John Huston
Producción
Henry Blanke
Guión
John Huston
Obra: B. Traven
Música
Max Steiner
Fotografía
Ted McCord
Montaje
Owen Marks
 
Otros datos

País
Estados Unidos
Año
1948
Género
Aventuras
Duración
126’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Humphrey Bogart
Fred C. Dobbs
Tim Holt
Bob Curtin
Walter Huston
Howard
Bruce Bennett
James Cody
Barton MacLane
Pat McCormick
 
Premios
Oscar

Categoría
Persona
Oscar al Mejor Director
John Huston
Oscar al Mejor Actor de Reparto
Walter Huston
Oscar al Mejor Guión Adaptado
John Huston

Globos de Oro

Categoría
Persona
Globo de Oro a la Mejor Película-Drama
-
Globo de Oro al Mejor Director
John Huston
Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto
Walter Huston

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