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sábado, 23 de abril de 2016

Clásicos Inmortales: Alarma en el Expreso

Ya desde su época en su tierra natal, Inglaterra, Hitchcock ya había demostrado que era uno de los más grandes y prometedores directores de su tiempo, incluso en la etapa del cine mudo. Con esta obra llena de intriga, desapariciones misteriosas y espías en momentos dificiles, nos volvería a demostrar el motivo por el que sería conocido como el maestro del suspense.


Iris Henderson (Margaret Lockwood) es una joven inglesa de posición acomodada que, tras pasar unos días de vacaciones en Brandiquia (país inventado para la ocasión), regresa a la capital, Londres, en tren para contraer matrimonio. El tren tendrá que parar en un hotel hasta que pase el mal tiempo y es ahí donde conoce a la señorita Froy (May Whitty), institutriz y profesora de música, que viajara en su compartimiento, con la que hará buenas migas. Sin embargo, la mujer desaparece mientras ella duerme sin dejar rastro.


La joven trata de encontrarla, pero todos los pasajeros niegan haberla visto, creyendo ellos que es una alucinación de ella. Asi le pregunta al gran Doppo (Philip Leaver), un mago italiano que viaja con su familia, al señor Todhunter (Cecil Parker), un abogado que las vio, pero el cual no está dispuesto a hablar y a que se descubra que viene de pasar unas vacaciones con su amante cuando está a punto de ser nombrado juez (y de esta forma evitar el escandalo) y a Charters (Basil Radford) y Caldicott (Naunton Wayne), dos caballeros ingleses que sólo parecen interesados en el cricket. Ninguno confirma la existencia de tal señora Froy.
Sólo Gilbert (Michael Redgrave), un joven musicólogo al que conoció en el hotel y, al que a ella le pareció una persona tremendamente insoportable, parece creerla y decide ayudarla a aclarar el misterio que se cierne en torno a la desaparición. Por otra parte, el doctor Hartz (Paul Lukas), el cual va a operar a una enferma que debe subir en el tren, tiene la teoría de que la supuestamente desaparecida señorita Froy es una creación de la mente de Iris.

Sin rastro de la señorita Froy

Pero ella sabe que era real y es que hasta hace nada había hablado con ella. Así comienzan a sospechar que la señorita Froy es la paciente del doctor Hartz, puesto que está totalmente vendada y su enfermera, (Catherine Lacey) a pesar de ir vestida como una monja, lleva zapatos de tacón.
El Doctor Hartz promete ayudarles, pero no sólo no lo hace, sino que da instrucciones a la enfermera para que eche un somnífero en las copas de Gibert e Iris, algo que la propia monja les confiesa a los dos jóvenes. Ellos fingirán que les hace efecto y van al departamento de la enferma, y, ayudados por la monja, consiguen liberar a la institutriz, dejando en su lugar a la mujer que se hizo pasar por ella. El supuesto doctor abandona el tren justo antes de cruzar la frontera con su enferma, pero se da cuenta del cambio y hace que el tren, en lugar de pasar la frontera, vaya a una vía muerta.

Una enferma que no es una enferma

Gilbert informa a todos los pasajeros de la situación. Es en ese momento cuando la señorita Froy les dice que es una espía y les hace aprenderse una canción para, que, si a ella le ocurre algo, la sepan ellos. Tras esto, trata de huir a pie mientras el tren es atacado por el doctor Hartz y sus hombres, a los que los viajeros deben repeler practicamente sin armas. La señorita Froy, en su huida, es alcanzada por un disparo.Finalmente Gilbert, ayudado de otro caballero y de la propia enfermera, consiguen poner en marcha el tren y atravesar la frontera.


Al llegar a la ciudad, a Iris la espera su futuro marido, pero ella se escabulle en un taxi con Gilbert, que es el hombre al que realmente ama para ir al Foering Oficce, para recitar la canción que la señorita Froy les ha hecho aprenderse. Sin embargo, cuando han llegado, tanto Gilbert como Iris comienzan a no acordarse de la canción y cuando todo parece perdido, oyen la misma música, pareciendo ser tocada por un virtuoso pianista. Cuando entran en la oficina, se quedan sorprendidos. No sólo ven a la supuestamente fallecida señorita Froy, sino que es ella misma la que esta tocando el piano.


Muchos aseguran que esta película marca la posibilidad de que Hitchcock pudiera ir a Hollywood y es que muchas de las escenas nos recuerdan la fijación del director inglés por los detalles, destacando como en muchas de sus obras de su etapa inglesa por la utilización de diversos interpretes procedentes del teatro algunos de los cuales harían carrera en la gran pantalla. Una de las obras imprescindibles para comprender el cine del maestro del suspense.  

Ficha

Dirección
Alfred Hitchcock
Producción
Edward Black
Guión
Sidney Gilliat
Frank Launder
Obra: Ethel Lina White
Música
Louis Levy
Charles Williams
Fotografía
Jack E. Cox
Montaje
R.E. Dearing
 
Otros datos

País
Reino Unido
Año
1938
Género
Suspense, Thriller
Duración
97’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Margaret Lockwood
Iris Henderson
Michael Redgrave
Gilbert
Paul Lukas
Doctor Hartz
May Whitty
Señorita Froy
 Catherine Lacey
La monja
Cecil Parker
Señor Todhunter
Philip Leaver
El Gran Doppo
Naunton Wayne
Caldicott
Basil Radford
Charters

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