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jueves, 31 de marzo de 2016

Un milagro llamado Dinamarca

En 1991 estalló el conflicto de los balcanes. Una guerra que desangro dicha zona, afectando a nivel político, social, económico... y deportivo. Yugoslavia se había clasificado para la Eurocopa de 1992, pero debido a la guerra, fue descalificada. El problema sería encontrar un sustituto, pues los futbolistas ya se encontraban de vacaciones. Finalmente sería Dinamarca. 


La Selección danesa había quedado segunda en su grupo y muchos de sus futbolistas llevaban 3 semanas de vacaciones cuando su Federación les llamó para disputar el torneo, que se disputaría en la cercana Suecia. Nadie daba un duro por ese combinado, el cual pensaba más en la playa que en el césped. Incluso los jugadores eran reticentes a ir dado que esperaban recibir una paliza. Sus rivales de grupo serían Inglaterra, Suecia y Francia. 


Tras empatar sorprendentemente con los ingleses, perdieron 1-0 con Suecia. Contra Francia sería el todo o nada. Habiendo empate a uno en el marcador, Elstrup ponía en el descuento el definitivo 1-2 que les daba el sorprendente pase a las semifinales donde les esperaban los holandeses, vigentes campeones del torneo. 


Se esperaba una goleada, pero no contaban con unos daneses que les pusieron las cosas dificiles. De hecho, Holanda empató en los últimos minutos del partido. Tras el 2-2, llegó la tanda de penaltis donde Peter Schmeichel fue el héroe de la misma y Christofte, que apenas cogió carrerilla, puso el penal definitivo. Dinamarca, aquella Selección, que hace apenas unas semanas estaba de vacaciones, se encontraba en la final. 


Allí se las vería con la Alemania ya unificada, tras la caída del muro de Berlín. Dinamarca, como conjunto tuvo na actitud soberbia, y Schmeichel evitó todos los tiros de unos alemanes desesperados. El primer gol danés llegó tras un robo en la defensa germana que culminó Jensen. El segundo llegaría por obra y gracia de Vilfort que sorteó a dos defensas alemanes para acabar batiendo al portero, tras dar el balón en el palo.


Dicen que los milagros existen y ese 1992 tuvo lugar un milagro sorprendente. Esa Selección "de vacaciones" había dado una lección no ya de fútbol, sino de vida. Estos futbolistas ganaron algo más que una Eurocopa; habían demostrado que si se tiene Fe todo es posible... y estos hombres, reticentes al principio (dicho sea de paso), tuvieron mucha Fe.  Es verdad que los milagros existen; sólo hay que ir a buscarlos.

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