Páginas

jueves, 8 de octubre de 2015

El Príncipe maldito

La sociedad de la época se extraño cuando el Rey de España Felipe II encerró a su hijo Carlos, Príncipe de Asturias, en sus aposentos sin recibir correspondencia y sin contacto con el mundo exterior. El Rey intentó mostrarse discreto con todo este asunto y fruto de esto, sus enemigos (especialmente Guillermo de Orange) comenzaron a propagar infundios sobre el Rey, diciendo que era tan terrible que era capaz de encerrar a su propio hijo. Otro capitulo más para la denominada leyenda negra. 



Sin embargo, el Rey tuvo sus motivos y es que el Príncipe Carlos supuso más de un quebradero de cabeza para la Corona Española. Desde el principio, el Príncipe destacó por ser una persona de mentalidad bastante inestable, llegando a tener contactos con enemigos de su propio padre. Lo cierto es que tan pronto estaba alegre como furioso, llegando a cometer acciones propias de un loco. Los excesos del Príncipe fueron muy comentados en la Corte: Mandar incendiar una casa desde la que se lanzaron unas aguas sucias que le mancharon la ropa, el intento público de apuñalar al mismísimo Duque de Alba (que iba a partir a Flandes en su lugar, algo que encolerizo al Príncipe) o arrojar por una ventana a un paje cuyo comportamiento le había molestado. 

Felipe II

El Príncipe, que veía fantasmas por todos lados, creía que su padre lo despreciaba y entró en contacto epistolar con sus enemigos (concretamente de los Países Bajos), algo de lo que se entero el hermanastro de su padre don Juan de Austria. Al enterarse de la "traición" de su tío, cargó una pistola y le mandó llamar a sus aposentos, pero no pudo disparar, ya que uno de sus criados había descargado el arma anteriormente. Viendo que su plan de asesinar a don Juan no se había cumplido, La furia del Príncipe fue tan horrible que se abalanzó contra su propio tío. El hecho de que don Juan fuera más fuerte que él, hizo que el maniático Príncipe fuera inmovilizado. 

Don Juan de Austria

El Rey cuando se enteró de tal incidente, se enfado tanto que optó por la opción de encerrarlo, evitando que en sus aposentos hubiera cualquier tipo de cuchillo con el que se pudiera hacer algún corte. El Príncipe trató de emprender una huelga de hambre, pero no pudo llevarla a cabo. Ésto mas la debilidad física, es la causa probable de su muerte, acaecida el el 28 de Julio de 1568 cuando sólo tenía 23 años. 
Conjeturas surgieron en torno a la muerte del Príncipe sobre sí su propio padre había ordenado que lo envenenaran o de si una de las causas del encierro, aparte de ser un loco, es que se enamoró de la esposa de su padre, Isabel de Valois (que casualmente murió en el mismo 1568), aunque no son más que meras conjeturas. 

Isabel de Valois

De hecho, el supuesto enamoramiento de Carlos e Isabel, que se enfrentan a la furia de Felipe II por tal hecho, es el tema central de la reconocida obra literaria de Friedrich von Schiller, "Don Carlos" (Este tema también fue utilizado en la ópera de Verdi del mismo nombre, en la que el viejo Rey, celoso y represor se enfrenta al joven Príncipe, valiente y romántico).


Lo cierto es que el Príncipe Carlos, lejos de temas más o menos fantasiosos sobre su personalidad y la relación con su padre, pasa por ser uno de los casos más extraños dentro de la Monarquía Española, aparte de ser un capítulo más dentro de la Leyenda Negra inventada por los enemigos tantos internos como externos del Rey y de España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario