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martes, 30 de junio de 2015

La mujer Papa

Es una de las leyendas más conocidas asociadas a la Iglesia, que incluso la tomó como verdadera durante muchos años; la leyenda sobre una mujer que fue Papa. La increíble leyenda de la Papisa Juana.


Hay diferentes versiones, pero parecen coincidir en que Juana nació en el año 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, siendo hija de un monje. La pequeña Juana creció dentro de un ambiente de religiosidad y erudición, y gracias al apoyo materno y a escondidas de su padre, tuvo la oportunidad de poder estudiar, algo prohibido para las mujeres, aprendiendo entre otras cosas el griego, que le permitia leer la Biblia, traducida por aquel tiempo a muy pocos idiomas.
Sobre la suplantación de sexo, la leyenda tiene varias versiones. La que se ha tenido más en cuenta es que lo hizo para meterse en la carrera eclesiástica y seguir estudiando. Según Martín el Polaco, dicha suplantación se debió al deseo de la muchacha de seguir a un amante estudiante.


Lo cierto es que la carrera de Juana creció sobremanera hasta el punto de que llegó a ser secretaria para los asuntos internacionales del Papa, siendo su sucesora, tras su muerte.
Tras esto, la papisa, que disimulaba un embarazo fruto de su unión carnal con el Embajador Lamberto de Sajonia, comenzó a sufrir las contracciones del parto en medio de una procesión, dando a luz en público. Según Jean de Mailly, Juana fue lapidada por el gentío enfurecido. Según Martín el Polaco, murió a consecuencia del parto.


Según la leyenda, la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos. Un eclesiástico era el encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo pontífice a través de una silla perforada. Por otra parte, las procesiones, para alejar los malos recuerdos, evitaron en lo sucesivo pasar por la iglesia de San Clemente, lugar del parto, en el trayecto del Vaticano a Letrán.


Increíble historia de la cual no se tiene prueba evidente que la justifique. Las sillas perforadas son una realidad, pero no son al parecer otra cosa que las "sillas curiales, que simbolizaban el carácter colegial de la Curia romana. Por otra parte, ninguna crónica contemporánea a estos supuestos hechos acredita la historia, y la lista de papas no deja ningún resquicio en que se pueda insertar el pontificado de Juana, que dicen pudo ser Benedicto III o Juan VII, según las diferentes versiones.


Lo cierto es que esta historia ha sido utilizada por grupos feministas e incluso por algún grupo dentro de la Iglesia para exigir que una mujer pueda ser Sacerdote. 

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