La decepción Rato

Tengo que reconocer que cuando Aznar nombro a Mariano como su sucesor me lleve una sorpresa, al igual que muchos, porque lo que esperábamos es que eligiera a Rato. Y es que el Vicepresidente económico del Gobierno fue el artífice en lo que se dio en llamar el milagro económico español y es que habíamos pasado de los aciagos últimos años del felipismo a una época en la que nos codeábamos con potencias como los Estados Unidos, Francia o Alemania. 

Ha pasado una década desde aquello y el que era el Ministro de economía ejemplar resulta que no era más que un vulgar chorizo, que tenía fortuna en paraisos fiscales y que, ni con la anmistia fiscal del Gobierno actual, declaro todos sus bienes. Desde lo de Bankia, Rato ha producido una fuerte decepción en mi y en muchos que consideramos que era mejor elección para ser Presidente del Gobierno antes que un Mariano, que, con todos mis respetos, siempre me ha dado la sensación de que no sabe cuál es su mano derecha.

Esta claro que hay dos vertientes en cuanto a las reacciones políticas de ayer y ambas son asumibles: una la de que el Gobierno en un acto de inmisericorde ejemplaridad quisiera mostrar a un Rato abatido en plena detención, cual delincuente y después esta una oposición, que, como todo el mundo sabe, destaca por su ejemplaridad (notese mi ironia), pidiendo comisiones de investigación con el único objetivo de arramblar algunos votos.

Las palabras de Montoro en la que habla de ejemplaridad contra la corrupción, sean amigos o enemigos, adquirieron especial relevancia cuando detuvieron a Rato, demostrando que desde el Gobierno se tiene especial dureza (excesiva más bien) para con los propios y se actua con paños calientes para con otros personajes como los Pujol. 

Con Rato hay que ser justo y no caer en algo propio que hacen muchos políticos y periodistas: hacer leña del arbol caído. Rato fue clave en la recuperación española, algo que no quita para decir que lo que ha hecho estos años hayan resultado en golfada, tras golfada. Por eso para muchos, que en su momento confiamos en él, Rato ha sido una gran decepción.