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martes, 10 de febrero de 2015

¡Sirenas a la vista!

De entre todas las especies mitológicas que más han cautivado nuestra imaginación están las sirenas, ya saben aquellos seres mitad mujer, mitad pez, que con sus cantos llevaban a la perdición a los marineros. 


Sin embargo, no siempre estuvieron en el agua. De hecho, la mitología griega de donde viene el origen de esta leyenda tiene en las sirenas a pájaros con cabeza de mujer. Así nos hacemos una idea de como quería mostrarnos Homero la escena en la que Odiseo es atado a un mástil para poder oír el sonido de las sirenas sin caer en él. 


No sabemos con exactitud cuando estas mujeres aladas, "cayeron" al mar. Lo cierto es que se han representado como seres mitad mujer, mitad pez desde hace muchísimo tiempo. Así nos lo deja claro el "Liber Monstrorum":

"Las sirenas son doncellas marinas que engañan a los navegantes con su gran belleza y la dulzura de su canto; de la cabeza al ombligo tienen cuerpo de virgen y forma semejante al género humano, pero poseen una escamosa cola de pez, que siempre ocultan en el mar"

Es por eso que muchos escritos no latinos distinguen a la sirena de la mitología griega de la sirena salida posteriormente y que tenía el mar como su medio de vida. Las sirenas mitad mujer, mitad pez siempre tuvieron ese enigma que despertaba en los marineros su necesidad de descubrirlas, incluso muchos llegaron a pensar en su realidad. 


Y no cualquier marinero decía haber visto a las sirenas. El propio Cristóbal Colón en su diario de a bordo nos los relata: 
"El día pasado, cuando el Almirante iba al río del Oro, dijo que vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces vio algunas en Guinea, en la costa de la Manegueta"
Probablemente los confundieran con otros animales como los manatíes, algo muy frecuente en épocas antiguas. Hasta Hans Christian Andersen les dedicaría todo un cuento en el que una joven sirena se enamora de un Príncipe, pero al no conseguir el Amor de éste, acaba muriendo. De esta obra, Walt Disney haría una adaptación, que pasa por ser una de las mejores películas de la compañía y que devolvió a las sirenas al candelero. 


Hoy en día nadie en su sano juicio cree en sirenas, aunque nunca se sabe que nos pueden deparar las aguas de este inmenso planeta tierra.  

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