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viernes, 23 de enero de 2015

La tumba de Tutankamón

El 4 de Noviembre de 1922 fue un día para la historia. Ese día, el equipo dirigido por el británico Howard Carter encontraba un tesoro artístico sin precedentes. Encontraba la tumba y ajuar funerario del Faraón Tutankamón.


La fama de dicho Faraón no se debe a que fuera un mandatario especialmente importante. De hecho su Reinado duro apenas nueve años (c. 1336 a 1327 a. C.), pero sin embargo es hasta el momento la única tumba real encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto. La egiptología estaba en su momento más álgido y el hecho de hallar esta tumba, propicio que nuevas excavaciones se abrieran. 
La expedición de Carter estuvo sufragada por Lord Carnarvon y a su descubridor le llevo un año para inventariar todo el contenido encontrado, lo que es una prueba tangible de la gran cantidad de contenido artístico encontrado junto a la tumba. 

Lord Carnavon, mecenas de Carter

Este descubrimiento permitió conocer el motivo del temprano fallecimiento del Faraón cuando era muy joven y al parecer no fue por un asesinato político, algo que no hubiera sido tan extraño, sino por las enfermedades, muchas de ellas heredadas por algo que era muy habitual en la Familia Real de Egipto: la endogamia, es decir, matrimonios entre familiares, algunos de ellos muy directos. 


El caso es que lo que más atrajo a los investigadores de los años 20 y posteriores fue la posibilidad de que la tumba estuviera maldita debido a una supuesta maldición que mencionaba la muerte a aquellos que se atrevieran a saquear dicha tumba, así como el ajuar funerario. El hecho de que varios exploradores que participaron en el descubrimiento de la tumba murieran poco después, algunos en circunstancias supuestamente extrañas, parecía dar la razón a los amantes de lo oculto y a los acérrimos defensores de la maldición. La ciencia, por otra parte, tiene varias hipótesis, normalmente aceptadas; una es que en el aire viciado de la tumba de Tutankamón habría esporas de hongos microscópicos, conservadas durante varios milenios, que aún fueron capaces de infectar a varios de estos exploradores al inhalar el aire viciado. Carnavon murió al año siguiente del descubrimiento, pero el descubridor de la tumba, Carter, por otro lado,  falleció por causas naturales muchos años después, concretamente en 1939. 


Cabe resaltar que las maldiciones egipcias tan mencionadas al lado de las tumbas funerarias tenían el objetivo de evitar que los saqueadores se llevaran objetos valiosos, aprovechándose de la ingenuidad y los miedos ancestrales de muchos ladrones de tumbas.
 

El caso es que el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, posibilito obtener un tesoro artístico único y la financiación de nuevas excavaciones.

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