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jueves, 23 de octubre de 2014

Clásicos Inmortales: La Soga

¿Existe el crimen perfecto? ¿Existe alguien superior al resto? Desde el principio esta son las dos preguntas que nos hace el propio Hitchcock en uno de sus films más grandes en el que es destacable el conjunto de miserias humanas y que de entre la variedad de sus obras, en esta nos muestra las oscuras intenciones a las que puede llegar un ser humano en base a unas teorías sobre la superioridad de unos hombres frente a otros.


Un asesinato se esta cometiendo. Brandon (John Dall) y Phillip (Farley Granger), una pareja de universitarios, estrangulan a su amigo David Kentley (Dick Hogan) con una soga. Su objetivo es demostrar que son capaces de cometer el crimen perfecto y que, por lo tanto, son superiores, siguiendo las teorías de su antiguo profesor, Rupert Cadell (James Stewart).

Asesinato con una soga

Tras cometer el crimen, esconden el cadáver en un arcón que tienen en el salón. Posteriormente, deciden trasladar todo lo que tenían preparado en la mesa del comedor al arcón, para una cena a la que han invitado a varias personas con motivo de su salida hacia el campo, donde presumiblemente Philip podrá estar más concentrado preparando su debut como pianista.

En busca del crimen perfecto

A la fiesta llega Kenneth (Douglas Dick), otro amigo, que se siente contrariado porque han invitado a Janet (Joan Chandler), su antigua novia, y prometida del asesinado. La propia Janet también se vera algo molesta por la situación, reprochandole a Brandon, de la que también fue novia, el no haberla advertido. Tras ella se presentan el padre del asesinado  el señor Kentley (Cedric Hardwicke), junto a su cuñada, la señora Atwater (Constance Collier), al no poder acudir su esposa. El último en aparecer es el profesor Cadell.
La fiesta transcurre de forma tranquilla, aunque a todos los resulta extraño la tardanza de David, que suele ser puntual a todas las citas y acontecimientos. Finalmente, comienzan a hablar de un tema que resulta muy desagradable para el señor Kentley.


Brandon sostiene que esta a favor de las las teorías de Nietzsche sobre la existencia de personas que, por tener un cerebro superior a la media, se encuentran por encima de los conceptos del bien y del mal, teniendo por ello la capacidad de asesinar sin ser juzgados, ya que son hombres superiores al resto. El señor Kentley rechaza de plano dicha teoría, afirmando que estas pueden suponer el nacimiento de un nuevo Hitler.
A la extrañeza que produce la ausencia de David, se une el llamativo nerviosismo de Philip que no se le escapa a un hombre tan perspicaz como el señor Cadell, que observa su reacción cuando Brandon cuenta que de pequeño mataba pollos ahorcándolos, o cuando el padre del asesinado aparece con unos libros atados con la cuerda que utilizaron para ahorcar a su propio hijo.

Cadell: "Parece que soy el único que se lo esta pasando bien aqui"

La falta de noticias de David provoca una inquietud tan insoportable que el señor Kenley decide dar por terminada la fiesta para atender a su intranquila mujer. Junto a él se va su cuñada, la novia de su hijo, Kenneth y Cadell.


Los jovenes estan inquietos sobre la posibilidad de que el profesor sepa algo. El propio Cadell regresa unos minutos después con la excusa de recoger su pitillera, observando el nerviosismo de Philip, que se encuentra totalmente borracho.
Rupert les dice que Janet sospecha que ellos hicieron algo para evitar que acudiera David a la fiesta, y que le parece plausible tal idea, aunque por la actitud de los jóvenes durante toda la velada, piensa que ocurrió algo peor, lo que acaba confirmando cuando al abrir el arcón, se encuentra con el cadáver.


El profesor se encuentra indignando por el uso tan necio que hicieron sus discípulos de su teoría y les dice que nadie es quién para considerarse superior. Brandon,que creía que el Cadell aprobaria su método, se encuentra anonadado viendo que el profesor no sólo no lo acepta, sino que le reprocha sus acciones. Rupert dispara el revólver de Brandon para atraer la atención y hacer que la policía se haga cargo de los asesinos.


Esta no es precisamente una historia arquetípica de Hitchock. Ésta tiene un lugar en una casa, por lo que no es un espacio abierto y en ella no tiene lugar una de las marcas de la casa del director inglés en la que el protagonista era un chico y una chica, que tenían que resolver un misterio. Por otra parte, la intriga no reside tanto en saber quién es el asesino, sino en tanto en cuanto hasta que punto son capaces de llegar los asesinos para demostrar una absurda teoría, poniendo de relieve que la superioridad intelectual no te hace irresponsable frente a la justicia. Es de notar que la película genero cierta polémica (en su época especialmente) debido a una supuesta relación homosexual entre los dos asesinos. También cabe resaltar la gran actuación de James Stewart en su primer papel en una obra de Hitchcock, que también destaca por ser la primera película rodada en color por el director inglés.

Ficha

Dirección
Alfred Hitchcock
Producción
Sidney Bernstein
Alfred Hitchcock
Guión
Ben Hecht
Arthur Laurents
Obra: Patrick Hamilton
Música
Leo Forbstein
Fotografía
William V. Skall
Joseph A. Valentine
Montaje
William H. Ziegler
 
Otros datos

País
Estados Unidos
Año
1948
Género
Suspense
Duración
80’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
James Stewart
Rupert Cadell
John Dall
Brandon
Farley Granger
Phillip
Joan Chandler
Janet
Cedric Hardwicke
Señor Kentley
Constance Collier
Señora Atwater
Dick Hogan
David Kentley

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