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lunes, 26 de mayo de 2014

Los extremismos crecen

La jornada electoral Europea nos dejo varias claves, que apuntan principalmente al descontento general y a un crecimiento de los extremismos. Llamativo fue el resultado cosechado en Francia por el Frente Nacional de Le Pen, convirtiéndose en la primera fuerza en el país por delante del centro derecha y de una izquierda machacada por su inoperancia.


En clave interna se han realizado múltiples lecturas, dependiendo del signo político del que comenta. Desde un punto de vista objetivo se ha dicho que el bipartidismo esta en crisis. Hay que recordar que apenas voto un 45% del electorado que, siendo una cantidad más alta de la prevista, es un porcentaje muy bajo. Llamativo es que el PP con la cantidad de reformas y recortes siga siendo la fuerza más votada en detrimento de un PSOE al que le come la tostada partidos de corte radical como IU o la sorprendente Podemos con un tipo como Pablo Iglesias, una versión más extremista incluso que la del propio Cayo Lara. 
Yo que soy un firme en mi lucha contra el bipartidismo, tampoco quiero que se produzca el auge de partidos extremistas, tanto por la derecha como por la izquierda, que curiosamente participan de las elecciones cuando no dudarían en quitarnos tal derecho, sí alguna vez gobernaran. Las crisis traen estas cosas. Y es que la demagogia vende mucho. El ascenso nazi no se produjo porque los ricos decidieran votar a Hitler. Fueron las descontentas clases medias, deseosas de volver al pasado glorioso alemán, las que le dieron el voto a unos seres despreciables, a los enemigos del ser humano y de todo lo bueno que puede haber en la tierra.
Así ha pasado en países sudamericanos, constantemente en crisis, y ahora parece repetirse en la vieja Europa. Por otro lado, no debe extrapolarse los resultados a unas previsibles elecciones generales. No sólo por el ya mencionado porcentaje, sino porque los ciudadanos, sobre todo los españoles, perciben Europa como algo muy lejano, insuficientemente explicado y que no tiene nada que ver con él. Sin embargo, hay que apelar al sentido común para que esos partidos no crezcan y se genere una masa de rechazo a partidos, que lo harán mejor o peor, pero defienden la Democracia y la vida. 

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