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martes, 15 de abril de 2014

La Concordía fue posible (primera parte)

Año 1974. España todavía vive en una dictadura, que parece no tener fin. Era la época de las dos Españas (como diría Antonio Machado). La España de los vencedores y los vencidos. Una España gris, que parecía querer salir de su letargo. Y es que desde los monárquicos, pasando por la oposición democrática querían un cambio. Incluso dentro del régimen, se veían ganas de revertir una situación caduca, cuyo fin se preveía con la muerte de Franco. Años después, se dijo que la banda asesina ETA le echo una mano, sin saberlo, a la Transición Democrática haciendo saltar por los aires el coche del Almirante Carrero Blanco, Presidente del Gobierno y único garante de que el propio régimen sobreviviera a Franco. Por otro lado, "el caudillo" vivía sus últimos días de vida con la previsibilidad de que le quedaba poco.


El año 75 fue un intento por parte de los más adeptos a la dictadura de hacer ver al mundo que el régimen estaba más fuerte que nunca (t"todo esta atado y bien atado" dijo el dictador en uno de sus celebres discursos). Nada más lejos de la realidad. Sabían que con la muerte de un Franco cada vez más delicado de salud se acababa todo. Y así llegamos al día 20 de Noviembre, cuando desde los servicios informativos se dio paso a un discurso del Presidente del Gobierno Arias Navarro en el que comunicaba que Franco había muerto y, cómo no, aprovechaba para glosar su figura. 

"Franco ha muerto"


El luto duro varios días. Dicha situación se levantaron por unas horas para la proclamación de Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco a título de Rey con el nombre de Juan Carlos I. El discurso netamente moderado invocaba al sentimiento de concordia nacional. Sin embargo, la oposición democrática no veía en él más que al sucesor del dictador, mientras los continuistas. a pesar de su tranquilidad, creían que no tenía la “talla” de su antecesor.

Proclamación de Juan Carlos I


Los problemas que se le plantearon al Rey fueron los siguientes:
  • Una oposición descreída que pensaba que todo lo que viniera del Rey tenía su origen en el régimen.
  • Una extrema derecha que se oponía a cualquier cambio. A tanto llego su defensa a ultranza del régimen franquista que fueron conocidos como "el búnker". Sus miembros más destacados fueron José Antonio Girón y Blas Piñar.
  • Las diversas exaltaciones nacionalistas provenientes de Vascongadas y Cataluña.
  • Un Presidente del Gobierno como Arias, que era incapaz de resolver una situación caótica debido a que prefería ceder a las presiones de los franquistas frente a los que ansiaban la libertad.
  • Los atentados de extrema izquierda (ETA y GRAPO) y los de extrema derecha fueron un lastre que duró toda la Transición y después de ésta en el caso de la extrema izquierda.
Con esta situación trágica, es normal que el Rey no despertara simpatías e incluso que muchos, los más agoreros, previeran una confrontación trágica (para no variar). Los trágicos sucesos de Vitoria, donde tuvo lugar la represión de una huelga, y los de Montejurra, donde las victimas fueron una parte de los Monárquicos Carlistas, hicieron que el Rey, ante la inoperancia de Arias ("es un desastre" llego a comentar) se decidiera a actuar.

Carlos Arias Navarro

Arias estaba acabado, pero antes se tenía que elegir a un Presidente que pusiera fin al caos y abriera la puerta a un Estado libre y democrática. Fue Torcuato Fernández Miranda, en esos momentos Presidente del Consejo del Reino, quien puso al Rey encima de la mesa una serie de candidatos. El elegido sería un político que ya había demostrado su valía durante el régimen. Éste era Adolfo Suárez González.

Suárez toma posesión de su cargo

Suárez no era precisamente un desconocido para la sociedad española. Había sido Gobernador Civil de Avila (en dicho cargo conocería al Rey cuando éste era Principe de España), Director de RTVE, Procurador en Cortes y, en ese momento, era Secretario General del Movimiento Nacional, por lo que venía del sector de la falange.
Las críticas negativas arreciaron al Rey por su elección de un hombre tan vinculado al régimen anterior. Algún periodico título su portada como "el error Suárez" y es que pocos veían en ese simple abogado de Cebreros a alguien que pudiera llevar la concordia a la sociedad española. ¡Qué equivocados estaban!

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