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viernes, 25 de abril de 2014

Clásicos Inmortales: Carros de Fuego

El deporte quizá no ha sido tratado de forma justa estos años en el séptimo arte, pero no siempre fue así. Y de entre esas películas que iban más allá de los deportes e iban hacía el sentimiento de aquellos que luchaban por obtener el reconocmiento, esta la maravillosa "Carros de Fuego", que nos presenta la historia real de dos hombres Harold Abrahams y Eric Lidell con motivos diferentes para correr, pero con una meta común: la victoria.


La película comienza con el flaschback, a partir del funeral de un gran atleta Harold Abrahams (Ben Cross). La meta de Abrahams es la de llegar a los Juegos Olímpicos que se celebran en París en 1924. Pero no lo tendrá facil. En una sociedad fuertemente cristiana, Abrahams es judio y las cosas no resultan faciles para su vida cotidiana. Sin embargo, su meta es alcanzar el reconocimiento social, mediante las carreras y cuando entra en el Caius College de la Universidad de Cambridge, bate el récord de velocidad tradicional de la universidad.

Abrahams busca el record

Por otro lado, tenemos a Eric Liddell (Ian Charleson). Liddell  es un cristiano evangélico de la iglesia reformada de Escocia y sus padres son misioneros en China. Ha nacido en China pero ha vuelto a Escocia para estudiar, y ha llegado a ser un famoso jugador de rugby. Su fama como deportista excepcional, además de su personalidad lo convierten en un personaje querido por las masas.


La fama de Liddell como corredor llega a toda inglaterra y muchos ven en él, la gran esperanza para estos Juegos Olímpicos. El propio Liddell y Abrahams compiten en una carrera en la que gana Liddell, con el enfado consigo mismo de Abrahams, que quiere ganar siempre. El reconocmiento es eternamente buscado por él y es por eso que quiere ser el heroe que es Liddell en la "tradicional y cristiana inglaterra". 

Liddell obtiene la victora

Entonces llegan los Juegos Olímpicos. Todas las pruebas son en Domingo (Día del Señor), por lo que Liddell renuncia. Asiste como espectador a lo que se convierte en la victoria de Abrahams, imponiéndose a todos sus competidores. El pastor no dudará en bajar y celebrar la victoria con su compañero de selección, proporcionándole una felicitación muy sincera.


Sin embargo, Liddell se vera convencido por el comite a correr la siguiente prueba y así obtener la victoria. Una victoria que servira a mayor gloria a Dios. Y Liddell gana, convirtiendose en todo un heroe. Esta vez es Abrahams el que lo felicita. Ambos llegan a Inglaterra como autenticos triunfadores y Abrahams acabará casandose con su fiel novia.Liddell murio como misionero en China en 1945, mientras Abrahams falleció en 1978.


Película maravillosa y recordada, aparte de por el guión, por la grandiosa banda sonora de Vangelis, una de las más grandes de la historia del séptimo arte. Como anecdota cabe decir que el relato de la película tuvo un llamativo paralelismo con la actualidad, pues un año antes, en los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, los atletas de media distancia Sebastian Coe y Steve Ovett habían vivido un rivalidad mítica en la historia del olimpismo muy parecida a la de Abrahamsy Liddell. 

Ficha

Dirección
Hugh Hudson
Producción
David Puttnam
Guión
Colin Welland
Música
Vangelis
Fotografía
David Watkin
Montaje
Terry Rawlings
Vestuario
Milena Canonero
 
Otros datos

País
Reino Unido
Año
1981
Género
Drama, Historia, Deporte
Duración
123’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Ian Charleson
Eric Liddell
Ben Cross
Harold Abrahams
Nicholas Farrell
Aubrey Montague
Niguel Havers
Lord Andrew Lindsay
Daniel Gerroll
Henry Stallard
Cheryl Campbell
Jennie Liddell
 
Premios
Oscar

Categoría
Persona
Oscar a la Mejor Película
-
Oscar al Mejor Guión Original
Collin Welland
Oscar a la Mejor Banda Sonora
Vangelis
Oscar al Mejor Vestuario
Milena Canonero
  
Globos de Oro

Categoría
Persona
Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera
-

BAFTA

Categoría
Persona
BAFTA a la Mejor Película
-
  
Escena de Apertura (Vangelis)

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