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viernes, 12 de julio de 2013

El Espíritu de Ermua

Han pasado ya dieciséis años, pero el pueblo español no olvida. O no debería olvidar. Ese día 13 de Julio, por la tarde fue trágico. Hace unos días, la banda asesina ETA había secuestrado al concejal de un pueblo vizcaíno Ermua Miguel Ángel Blanco. Los terroristas "exigían" que los presos fueran a las cárceles vascas en un plazo de 48 horas. Si no lo hacían, cumplirian su venganza de asesinar al joven concejal. Esos días se vivió infinidad de actos de repulsa de la sociedad civil. Daba igual que fueras de derechas o de izquierdas, lo importante era España y en multitud de manifestaciones se vivió un sentimiento más allá de ideologías o de cualquier otra índole. Ese sentimiento era ESPAÑA. 

 
El día 12 lo ejecutaron, pues no tiene otro nombre cuando un verdugo dispara en la nuca a una persona inocente. Ese día fue encontrado, pero no se pudo hacer nada por su vida.
Yo no llegaba a 10 años. Y había sentido dos fuertes acontecimientos que marcaron la sociedad española en su lucha contra los asesinos aquellos años. Uno fue el secuestro de Ortega Lara, salvado milagrosamente por las fuerzas y cuerpos de seguridad, cuando se consumía en su propia celda, donde los terroristas le habían dejado sin probar bocado. Otra fue aquella tarde en la que ante el pavor de toda una nación, se vivió el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Ortega Lara, tras su secuestro

Esos días fueron muy intensos, pero no acabo ahí. Toda la Nación salió a la calle. La repulsa era unánime. Porque España estaba harta de tantos asesinatos a sangre fría. De tanta destrucción. Y no iba a consentir que la muerte de una persona quedara impune. Esos días nació el Espíritu de Ermua. Pero esos días nació algo más importante y que trascendía a todos los que asistimos a las manifestaciones contra esos asesinos repugnantes. Asistimos a un Espíritu Nacional profundo. Era la España Libre. La Unidad de España la que se ponía enfrente de aquellos que pretenden destruir la libertad y la vida de las personas.


Esos días no eramos ni de derechas, ni de izquierdas.Teníamos un sentimiento de unidad que nos hacía invencibles frente a la masacre ¡ERAMOS ESPAÑOLES!

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