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viernes, 12 de julio de 2013

Don Quijote y yo

He leído muchos libros a lo largo de mi vida, algunos obras que han influido en la literatura latina (veanse "La Iliada" o "La Odisea"), pero ninguno de ellos ha sido como aquel que hablaba de un loco que por tanto leer libros de caballerias se lanzo por estos mundos de Dios a desfacer entuertos y a vivir increíbles aventuras: Don Quijote de la Mancha.

 
Muchos dirán que no era más que un libro (o dos, puesto que años después salió su segunda parte) dedicado a críticar de forma burlesca los libros de caballeria. Yo reniego a aquellos que desprestigian tan magna obra, sólo porque el motivo esencial de que fuera escrita fuera ese.
Cualquiera que la haya leído (o no leído) recordara el episodio de los molinos de viento que él confunde con gigantes. Pero el Quijote es mucho más que eso. Es el clavileño, la cueva de montesinos, sus aventuras (o mejor dicho desventuras) en las ventas, el bálsamo de Fierabras (con trágicas consecuencias estomacales para Sancho), Sancho como Gobernador en la ínsula Barataria, etc. Una cantidad de historias que a todos los que la hemos leído nos han hecho disfrutar de lo lindo.

 
Pero resulta más maravilloso que a su autor, Don Miguel de Cervantes Saavedra, le bastara sólo una mano (pues la otra la tenía inutilizada desde la batalla de Lepanto) para escribir tan magna obra de la literatura universal. La catedral de las letras. Un hombre que, al fin y al cabo no nació para la literatura, sino para ser soldado. No era un Lope, un Calderón o un Quevedo que escribía obras de forma habitual. Dense cuenta de que su primera obra "La Galatea" fue publicada veinte años antes que su Quijote que resulta ser su segunda obra en llegar a las manos de los ávidos lectores. Más de una vez quiso dedicarse al teatro o a la poesía, pero como el mismo cuenta "es el don que no quisieron darme los cielos". Un hombre que vivió su calvario personal: varias veces en la cárcel, preso en Argel, pobreza constante, perdió la movilidad del brazo derecho en Lepanto, ....

Don Miguel de Cervantes, el celebre Manco de Lepanto

Un hombre que, sin embargo, una de las grandes obras que todo amante de la literatura debería leer porque en el encontramos a un idealista que en medio de su locura quiere cambiar el mundo y favorecer a los oprimidos y como recompensa de ello sólo recibe el escarnio y palos y más palos. 


El Quijote nos enseña a ser incorformistas con la sociedad que nos ha tocado vivir. A ver más allá de lo que ven nuestros ojos. A defender las causas justas y la libertad de las personas:
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres."
Probablemente Cervantes ponía eso en boca de "El Caballero de la Triste Figura" porque estaba pensando en sus años de cautiverio en Argel. La libertad del ser humano: uno de los mayores dones dado a los hombres.

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