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martes, 14 de mayo de 2013

Por una Sudamérica más democrática

Hace unos días se celebraron unas elecciones en Venezuela. No he podido salir de mi asombro el cómo una persona con evidentes signos dictatoriales puede salir en unas elecciones, aunque sea por muy poco (y aún así durante el recuento hubo dudas sobre su legitimidad). Y es que podemos ver que a pesar de la muerte del dictador Chavez, la plaga sigue extendiéndose por Venezuela en particular y en Sudamérica en general.
El que haya caudillos hace un siglo o menos podia ser hasta normal, lo que es del todo antinatural es que aún hoy en día gente de la condición que sea (con más o menos estudios, más o menos rica,...) pueda caer en la trampa de unos personajes que con sus mensajes tramposos piensan perpetuarse en el poder para los restos cuando algunos en su vida pasada ya demostraron de lo que eran capaces (No olvidemos que Chavez dirigió un golpe de Estado contra cun Gobierno democrático).


Nosotros, los españoles, no podemos quedarnos expectantes ante la injusticia que se esta cometiendo contra la población: cerrando o expropiando empresas, la libertad de expresión cercenada, ... Eso pasa en cierta medida en las zonas donde se subvenciona o donde se da algo a cambio de otra cosa, o sease, un voto comprado o cautivo.
España en cierta medida es responsable de estos regímenes caudillistas debido a que si en su momento se les hubiera dado la independencia de forma pacífica, no se hubiera llegado, en mi opinión a esta situación denigrante donde no sólo ha primado la corrupción económica, sino la moral, que es la madre de todas las corrupciones. Nos podríamos preguntar por qué estos países siendo tan ricos en minerales, petroleo, etc. su población (o gran parte de ella) vive en la indigencia ecónomica o intelectual. Ya lo decían los antiguos, un pueblo sin educación y medios es más facilmente sugestionable. Y así ha sido, para la desgracia de nuestros hermanos latinoaméricanos.

Fidel Castro, maestro de Chavez
Por esos España tiene que hacer algo y demostrar el carácter democrático de sus dirigentes frente al caudillismo, a aquellos que pretenden acabar con la libertad en su país, y que encima se atreven a darnos lecciones de buen demócrata. La Democracia no se demuestra sólo participando en unas elecciones, sino respetando a tu rival político. Una máxima que desgraciadamente no se aplica en países como Venezuela.

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