El pueblo minero de Socartes nos recibe; nos abraza y todo por la mediación de Galdós; si aquel hombre que glosó el Madrid castizo y el cual pasaba buenas temporadas en tierras cantabras y ahí descubrimos a una machacha Maria Canela, Maríanela, la Nela, que sirve de perro lazarillo, un joven ciego de nacimiento de familia acomodada, Pablo, y que conoce el mundo muy especialmente por las descripciones que le hace la Nela. Nunca ha visto al mundo, ni tampoco a Marianela, pero ya está perdidamente enamorado de ella.
Allí, a Socartes, llega el médico Golfín, para visitar a su hermano,presentandosele la ocasión da darle la vista Golfín a Pablo. ¿Acaso Galdós vio su fúturo? ¿Acaso pensó en algún momento de su existencia que acabaría tan ciego como el bueno de Pablo?
No lo sabemos, pero sí los miedos de la Nela ante el posible desencanto de Pablo debido a que la chica por la que había bebido los vientos no era una beldad como se habría imaginado. Lo cierto, es que Marianela sólo necesitaba no compasión, ni misericordia, sino Amor.
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