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miércoles, 12 de agosto de 2020

Los Reinos de Taifas

Mucho se dice y no sin cierta razón que las actuales comunidades autónomas son como una especie de Reinos de Taifas, ya que hacen lo que les da la gana y al albur del Presidente autonómico de turno, algunos de los cuales a fuerza de adulaciones y llevar años en el poder y se creen que el territorio es suyo.


La palabra Taifa proviene del árabe "muluk al-tawa´if", que significa indistintamente reinos de Taifas, jefes locales o regionales.
Las Taifas eran unos emiratos, a veces denominados Reinos; (para nosotros serían como una especie de Reinos de carácter musulmán. Es como decir que, sin ser llamados así,  los Faraones eran Reyes de Egipto) unas unidades políticas autónomas y poco después independientes, las cuales aparecieron en al-Andalus a raíz de la gran fitna (entre 1013 y 1031), una serie de luchas internas entre los propios musulmanes como consecuencia de la inestabilidad califal y de los intereses particularistas y luchas de distintos grupos dentro del islam, algo que en cierta medida aún persiste no sólo desde un punto de vista interpretativo de la religión, sino político.
El periodo de las primeras Taifas (o Reinos de Taifas como se dio en llamar) está comprendido entre 1031 y 1090,  aunque algunas dinastías eran anteriores, mientras otras subsistieron hasta el 1115, pero... ¿cuál fue su origen?
Muy sencillo: Jefes ambiciosos, los cuales aspiraban al poder, sin consideración alguna por los intereses del pueblo. Para ello se sublevaron en sus ciudades y fortalezas, rodeandose de soldados, acumulando ingentes riquezas y disputando las riqueza de los demás.
Más allá de las batallas con los cristianos, aún en Francia desventaja con respecto a los musulmanes, el islam estuvo a punto de caer inicialmente en la Península Ibérica precisamente por la división existente.
Los principales factores de esta crisis fueron:

  • La debilidad de la institución califal a causa de la relegación del califa Hixen II, durante 20 años, por Almanzor y sus hijos.
  • La reacción popular e incluso de la aristocracia. Esta última pudo tener que ver con obtener una autonomía perdida en tiempos de Almanzor.
  • El desgaste militar tras las campañas del siglo X y de principios del XI y la inclusión en el ejército de un gran número de mercenarios de origen bereber. 
  • Las intrigas de grupos políticos y étnicos vinculados a la administración, contándose entre ellos a eslavos, beréberes y árabes.
  • La falta de interés en mantener un gobierno central efectivo, que aglutinará en una sola todas las realidades musulmanas dentro de la Península Ibérica. A eso se unía la necesidad de liberarse de los tributos cordobeses.
  • La no existencia de un sentimiento de unidad que supiese contener la disgregación político-social e incluso la no aglutinación dentro del islam a la comunidad hispano musulmana.
Como ya comenté entre los factores, la división étnico-cultural fue importante.  La sociedad andalusí había cambiado desde Alhaken II (segundo Califa Omeya de Córdoba fallecido en 976) con la introducción de grupos beréberes en el ejército que recibieron tierras. Por otra parte, los eslavos constituían, desde Abderramán III (Primer Califa Omeya de Córdoba fallecido en 961) un nuevo grupo social que en los cuadros del ejército y en la vida palatina ejercía una influencia en ciertas decisiones. Después estaban las familias árabes que llegaron con los musulmanes que penetraron en la Península Ibérica.

Abderraman III


Los emires (o reyes) de taifas, tomaron en algunos casos el título de hayib o chamberlan y otros títulos califales y formaron varios grupos bien diferenciados desde el punto de vista étnico-cultural y político.
El historiador cordobés Ibn Hayyan presenta a las Taifas divididas en varios bandos: los andalusíes, que estaban formados por familias árabes, hispanomusulmanas,  y los beréberes andaluzados, aparte de los eslavos.
El primer grupo su cultura era la andalusí y en el segundo era la berberisca. Cada grupo defendía a su Califa particular.
Una vez descompuesto el califato de Córdoba, las Taifas de las diferentes culturas fueron:

  • Las Taifas muladies: Murcia, Córdoba, Sevilla, Niebla, Huelva, Santa María del Algarve, Mertola, Silves, Badajoz, Toledo, Zaragoza, Alpuente y Albarracín. Dominaban las cuencas del Guadalquivir y del Ebro, aparte de algunos puntos del Levante, Portugal y el centro peninsular.
  • Las Taifas beréberes: Granada, Málaga, Ronda, Morón, Carmona, Arcos y Algeciras. Dominaban la subbética y la penibética. 
  • Las Taifas eslavas: Tortosa, Valencia, Denia y Almería. Eran las menos importantes, ya que tan solo  dominaban la costa de Levante y Baleares, así como Almería. 
A nivel político (y de ahí es donde viene que algunos cataloguen a las Comunidades Autónomas como Reinos de Taifas) es que cada una de las Taifas iba por su parte, por lo que era un auténtico guirigay a lo que se unía el estrangulamiento no sólo bélico, sino económico que hacían los Reinos cristianos en base a políticas de alianzas entre Reyes.
De 1050 a 1090, las Taifas alcanzan su pleno desarrollo, anexionando las de mayor poder expansivo las más pequeñas en base a intrigas y demás.
Coincidiendo con el apogeo de las taifas empiezan unos años de supremacía de los reinos cristianos, que solo había de interrumpirse con la irrupción almorávide. En pleno Siglo XI, las Taifas entran en un retroceso imparable debido a su individualismo y las confrontaciones con los cristianos. 
La Cruz frente a la media Luna: la política de agotamiento impuesta a las Taifas y la conquista de Toledo, símbolo de la cristiandad, fue el principio del fin de estos Reinos musulmanes.

Conquista de Toledo 

La batalla de Sagrajas en 1086, detiene la iniciativa cristiana, pero el estrepitoso fracaso del sitio de Aledo en 1089 decide al emir almorávide a acaba definitivamente con los primeros Reinos de Taifas.
Y es que después hubo una segunda y tercera relación de Reinos de Taifas. La segunda Taifas fueron a raíz de la mencionada conquista toledana, siendo sometidas y anexionadas por los almohades. Éstos habían sucedido a los almorávides en su dominio del norte de África.


La tercera relación de las Taifas tuvo lugar, tras la caída en desgracia de los almohades, marcada por la batalla de las Navas de Tolosa, finalizando a principios del Siglo XIII con las conquistas cristianas en el Levante de Jaime I de Aragón (Valencia, 1236) y en Castilla de Fernando III el Santo,  padre de Alfonso X el Sabio, y perduró en Granada con la fundación del conocido como Reino Nazarí de Granada que no capituló hasta el 2 de Enero de 1492, en lo que sería el fin definitivo de lo que quedaba de Al-Andalus.

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