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jueves, 28 de noviembre de 2019

El té de las cinco

No hay nada más estereotipado por parte de nosotros hacía los ingleses. El clásico té, bebida importante en la cultura del Reino Unido, y que ha generado alguna que otra chanza como que los ingleses son capaces de dejar todo lo que estén haciendo (trabajos, tareas y demás) por tomarse el té a las cinco de la tarde. Lo cierto es que el té no es precisamente inglés y su popularidad no llegó a Inglaterra hasta el Siglo XVII.


En 1662, la Princesa de origen luso, Catalina de Braganza, hija del Rey Juan IV (primer Monarca de Portugal, tras la restauración de la Casa de Braganza) se casó con el Rey Carlos II de Inglaterra (después de haber tenido muchos pretendientes), llegando a Londres con una dote muy grande, lo que incluía mucho dinero (hasta dos millones de coronas portuguesas), especias, joyas y los lucrativos puertos de Tánger y Bombay. Por lo visto, también llevó consigo unas hojas sueltas de té como parte de sus pertenencias personales. Una leyenda contaba que las guardaba en cajas con la leyenda impresa "Transporte de Ervas Aromaticas". Cabe resaltar que el té entró en contacto con los europeos cuando los portugueses llegaron a la India en 1497 como paso por sus comercios con China y donde el uso de dicha planta estaba muy extendido. 
La bebida era muy popular entre la nobleza de Portugal. Catalina, como noble y, en su caso, hija de Rey, estaba acostumbrada a tomar té como parte de su rutina diaria, algo que siguió haciendo en Londres ante la mirada de todos. 


Al verla tomar té, las señoras de la nobleza anglosajona comenzaron a imitarla hasta el punto de que se aficionaron a dicha bebida. Ni que decir que el té comenzaría a penetrar en todas y cada una de las capas de la sociedad inglesa, generando una "adicción" a tan fabulosa bebida. De esta forma el té como bebida llegó a la vida de los ingleses.

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