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jueves, 24 de octubre de 2019

La Sabiduria y el Amor maternal

En aquel tiempo vinieron al Rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él.   Una de ellas dijo: 
-¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, ésta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos. Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto. Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. 
Entonces la otra mujer dijo:
-No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.
-No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive -volvió a decir la otra.
Así discutían delante del Rey. El Rey entonces dijo: Ésta afirma: "Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto"; la otra dice: "No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive". Y añadió el Rey:
-Traedme una espada. 
Y trajeron al rey una espada. En seguida el Rey dijo:
-Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:
-¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.
-Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra.
Entonces el rey respondió:
-Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el rey, y temieron al Rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar.

Reyes 3: 16-28

Y es verdad. Aunque en practicamente en todo este texto no se nombra a Dios, se lo nombra, aunque fuese de manera indirecta. La Justicia/Sabidura es ejercida por el poder legitimo ostentando por Salomón y todo proviene de Dios. 


Pero ahí una interpretación mucho más directa. Nos hallamos ante el Amor maternal, que prefiere renunciar al propio derecho hacía el hijo por el superior interés del hijo, contrastando con la maldad de la envidia, que prefiere el mal ajeno aunque no se obtenga provecho propio. Un tema inmortal y que es una problemática desgraciadamente muy actual. 


El conocido como Juicio de Salomón es una parte muy reconocida e importante no sólo del Antiguo Testamento y de la Biblia en su conjunto, siendo uno de los textos más citados, destacando por sus diferentes representaciones artísticas. 

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