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sábado, 29 de junio de 2019

Entre el Evangelio y los Hechos: San Lucas

Se cree que Lucas, el cual no fue discípulo de Cristo, era un médico natural de Antioquía, el cual era discípulo de San Pablo con el que viajó por el mundo conocido, predicando a los gentiles el mensaje salvador el Mesías. Puede que en uno de esos viajes se decidiera a escribir una serie de escritos donde dejara constancia de los hechos ocurridos durante la vida de Jesús y la manera de vivir la Fe de la Iglesia primitiva.


La verdad es que la datación de los escritos que se dividieron en dos (Evangelio de San Lucas y Los Hechos de Apóstoles) no está clara. Algunos lo sitúan antes del 60 porque no se hace referencia al ajusticiamiento de San Pedro y San Pablo en época de Nerón (sobre el 66 o 67), ni la destrucción del Templo de Jerusalén (año 70), pero otros consideran que decidió omitir tal parte porque tanto el Evangelio como los Hechos (que como ya comenté inicialmente era una sola obra) buscaba de alguna manera decir que los romanos estaban de paso y que fueron los judíos los verdaderos y únicos culpables de la crucifixión del Salvador del Mundo. 
Tampoco se sabe a ciencia cierta si su autor es Lucas. Lo que sí sabemos es que tanto la primera parte (Evangelio) como la segunda (Hechos) fueron escritas por el mismo autor, pues ambas están dedicadas a un tal "Teófilo", de quien se ignora si es un personaje real, un nombre simbólico (etimológicamente Teófilo quiere decir "amigo de Dios") o un pseudónimo. La atribución a Lucas (puesta en duda varías veces) se debe a que usa más términos médicos (San Pablo llega a llamar a Lucas el "médico querido") y desde luego no podía ser un judío, dado que cometé algunos errores en cuanto a la geografía de la zona.  

Pablo y Lucas

A parecer (y es una historia que siempre escuche) el Evangelio de San Lucas es una historia muy completa dado que (como el mismo autor cuenta) investigó de forma diligente todos los datos en torno a la vida de Jesús hasta el punto de preguntarle a testigos directos. De hecho, parece muy probable que el autor le preguntara hasta a la misma madre sobre temas relacionados con la infancia de Cristo. Por eso, el nacimiento e infancia del Mesías se nos cuenta desde el punto de vista de María (Anunciación, visita a Isabel, Magnificat, Presentación en el Templo... ), relatandonos el conocido episodio de como María y José perdieron al niño en el Templo. De hecho, hay varías representaciones artísticas que nos muestran a San Lucas pintando a la Virgen. 


En cuanto a los hechos, es una fuente de incalculable valor para los Cristianos, siendo toda una enseñanza catequetica de como vivían las primeras comunidades, haciendo referencia a que todo era de todos y como iban los discipulos predicando, aunque también hubiera algunas tensiones en cuanto al tema de las prácticas judías o si debían o no liberarse los cristianos de tal carga. 
Aunque se hace referencia a otros hombres de Fe, relatandonos los primeros martirios y encarcelamientos, está muy basado en las predicación de Pedro y Saulo, posteriormente renombrado como Pablo. Es más: si no fuera por los Hechos de los Apóstoles, las cartas paulinas serían totalmente incomprensibles; dificiles de seguir. Sin los Hechos sería absolutamente imposible tener un cuadro coherente de la edad apostólica.


Los propios Hechos en su inicio nos dice que es una segunda parte. No obstante, los textos estaban juntos y se separaron antes de que se escribieran los manuscritos que nos llegaron. Aparentemente, con esta separación se buscaba cultivar el conocimiento de los Evangelios como una unidad de archivos sagrados (San Mateo, San Marcos, San Lucas, San Juan y alguno considerado apócrifo), a los cuales los Hechos servirían como una especie de apéndice o añadido.  El símbolo de San Lucas Evangelista es el toro porque su Evangelio se caracteriza por el sentimiento del Cristo. Los toros tienen un corazón fuerte y éste simboliza, desde antiguas tradiciones, los sentimientos. 


El Evangelio de Lucas y los Hechos en su conjunto suele ser nombrado por los académicos frecuentemente como Lucas-Hechos, teniendo una importancia capital, ya que conforma más de una cuarta parte de todo el texto del Nuevo Testamento. Ahí vemos la representación del contexto histórico en que las siguientes generaciones de cristianos encajaron su idea de la historia de Jesucristo y de la iglesia primitiva, muy alejada de la institución que sería siglos después. 

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