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viernes, 4 de enero de 2019

El Árbol de la Ciencia de Baroja

"Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás. Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás"
Contaba José Martínez Ruiz, al que todos conocimos como Azorín, que ninguna novela resumía mejor el espíritu de Baroja como "El Árbol de la Ciencia". Plagada de tintes autobiogaficos, don Pío en está novela nos habla no sólo de su experiencia familiar (con hermano pequeño muerto incluido), estudiantil o profesional (acuerdense de aquel médico rural que fue Baroja), sino de la vida en un país que vivía entre la miseria y el dolor y que sin embargo, aún creía que era algo importante. No es que estemos hablando del desastre del año 98 (que también), sino de una época, la de aquella España de finales del XIX y principios del XX en la que la sociedad vivía en medio del adormecimiento general. 


La crítica social y política de Baroja es más que evidente. Un país que se niega a comer el árbol de la ciencia, el del verdadero conocimiento, siendo probablemente la novela que representa mejor a aquella generación del 98 a la que pertenecía el propio Baroja. El ejemplo lo tenemos en los temas que se tratan: la amargura, el hastio, la melancolía del pasado, la angustia... una obra maravillosa, en definitiva. 

El autor

La novela consta de sierte partes: la vida de un estudiante en Madrid (con una crítica brutal al Madrid tanto desde un punto de vista social como estudiantil; plagado de grandes y severos tintes autobiográficos), las carnarias, tristezas y dolores, inquisiciones, la experiencia en el pueblo (crítica social durisima con referencias al caciquismo), la experiencia en Madrid y la experiencia del hijo. 
Muy destacable son las conversaciones entre Iturrioz y el protagonista nuclear de la historia, Andrés Hurtado, plagadas de referencias filosoficas de la época, que no es más que una imagen metaforica de las conversaciones que tenían el propio Baroja con el primo de su madre, Justo Goñi. 


Para acabar no hay mejor comentario de esta obra que la que hizo el propio Baroja: "El Árbol de la Ciencia es, entre las novelas de carácter filosófico, la mejor que yo he escrito. Probablemente es el libro más acabado y completo de todos los míos".

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