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jueves, 20 de diciembre de 2018

La Oficina Pro Cautivos (España durante la Primera Guerra Mundial)

Antes de todo hay que decir que si España se mantuvo neutral durante la Gran Guerra del 14 o la Gran Guerra Europea (posteriormente conocida como Primera Guerra Mundial) fue basicamente porque España no tenía una infraestructura importante como para entrar en una guerra, ni tenía motivos especialmente reales para ello. Sin embargo, es verdad que si España (en la que por entonces el Jefe de Gobierno era Eduardo Dato) hubiera entrado, lo hubiera estado del lado de los aliados a cambio de una "satisfacción tangible" (según cuentan que le dijo Alfonso XIII al Embajador frances) como Tánger y algún que otro territorio más. Fueron muy pocos los que se opusieron a la neutralidad y sólo "Diario Universal", órgano del Conde de Romanones, publicó un artículo sin firma (no obstante, todo el mundo lo atribuyó a Romanones, aunque él negaba tal cosa) titulado "Neutralidades que matan" en el que defendía la participación de España en la guerra con los aliados, dado que la política exterior española desde 1900 había estado alineada con Francia y Gran Bretaña. Más allá de todo eso, poco se sabía (hasta hace no mucho) de lo que había ocurrido en la trastienda de la guerra en la propia España; un país que no entró en la guerra, pero cuya labor humanitaria salvó la vida de miles de personas.


Todo comenzó cuando Alfonso XIII recibió una carta de una lavandera francesa, pidiendo ayuda al Monarca por la desaparición de su marido en la batalla de Charleroi. El hombre fue localizado con la colaboración del Embajador en Berlín. Tal cosa fue publicada en un periódico galo el 18 de Junio de 1915, extendiendose la noticia no sólo por Francia, sino por toda Europa y, cundiendo el ejemplo, llegaron gran cantidad de cartas al Palacio Real de forma masiva. De esa forma, se colapsó la Secretaría particular de Alfonso XIII.
Así se creó la Oficina de Guerra o Oficina Pro Cautivos en la que llegaron cartas procedentes de toda Europa, pidiendo ayuda sobre desaparecidos, canje y repatriación de prisioneros, intermediación en indultos ante la pena capital y demás peticiones durante una guerra de la que se dijo que duraría semanas y no se terminó hasta 1918. Dicha oficina encargada de aquella grandiosa labor humanitaria estaba en el Palacio Real de Madrid, atendida inicialmente desde la Secretaría partícular del Rey.


Se tiene constancia de que se atendieron más de 200.000 solicitudes, conservandose 222.431 expedientes de militares galos, belgas, alemanes, austrohúngaros, rumanos, italianos, rusos, búlgaros, serbios, estadounidenses, españoles  y población civil. Es por eso que la Secretaría del Alfonso XIII que la formaban un secretario y tres diplomáticos auxiliares pasó a tener 40 funcionarios, encargados no sólo de recibirlas, sino de realizar los tramites pertinentes. Los datos fueron : 1.500 niños serbios volvieron a sus casas, 21.000 prisioneros fueron repatriados y 70.000 civiles volvieron a sus países. Por otro lado, El Rey y el cuerpo diplomático de España consiguieron gran cantidad de indultos de pena de muerte (lo cual no era nada facil, dada la situación bélica). ¡Impresionante!
Una cosa curiosa es que el propio Alfonso XIII medió también para traer a la Familia Real rusa a Madrid (ya habia estallado la revolución), pero fue engañado. Los comunistas le hicieron creer que aún vivían cuando la realidad es que todos sus miembros habían sido asesinados.


Gran cantidad de documentos dan muestra de la ejemplar labor humanitaria de España y en partícular de un hombre como Alfonso XIII, que cometió muchos errores durante su reinado, pero al que hay que reconocer que en este caso lo hizo todo muy bien. Por la labor de la Oficina Pro Cautivos, Alfonso XIII fue nominado al Premio Nobel de la Paz: la primera en 1917 y la segunda en 1933 cuando ya estaba en el exilio. Cuando el propio Alfonso XIII ​ y su familia salieron de España tras la proclamación de la II República en 1931, fueron recibidos en Marsella, París y Londres por gran cantidad de entusiastas  que no habían olvidado el esfuerzo que la Oficina Pro Cautivos hizo para mejorar la situación de los soldados de la Gran Guerra.


Dicha historia hasta hace poco era no muy conocida en la propia España (de hecho pasó desapercibida) a diferencia de otros países. A Alfonso XII en Francia le llamaron Príncipe de la Caridad, en los Estados Unidos, el Rey Caballero y en Bélgica, el Buen Samaritano de la Guerra. Lo cierto es que cuentan que cuando en las conversaciones, se le mencionaban al propio Alfonso XIII, éste modestamente se limitaba a decir que "era mi obligación como Rey".

1 comentario:

  1. Siempre es interesante saber el autor de los artículos y relatos, como éste, muy interesantes

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