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domingo, 4 de noviembre de 2018

Un día de cólera (de Pérez-Reverte)

He de decir algo que quizás deje mal a algunos y bien a Perez-Reverte, pero he aprendido más historia de una novela de don Arturo (que aunque sea novela tiene buena dosis de historia) que de algún que otro libro de texto (y ahí lo dejo). Uno de los ejemplos es "Un día de Cólera".


Esta obra, que tuve la suerte de leer por primera vez hace algunos años, es historia. Una obra magnífica sobre los sucesos que tuvieron lugar en la Villa y Corte el 2 de Mayo y que tuvieron como funesta consecuencia los fusilamientos del día siguiente y que tan bien retrató Goya.


La colera (o furia) del pueblo español aparece narrado en este ejercicio de historia con alguna dosis de ficción fascinante que no es más que el recuerdo de hechos pasados, que buenos o malos, reflejan el valor de unos españoles que lucharon contra los invasores galos en favor de un Rey felón, el futuro Fernando VII, que los rechazó e impusó mediante el terror un Antiguo Régimen que ya nadie quería. La misma historia de siempre: pueblo engañado por un único ser. 
Como muestra de lo que digo es la reseña que aparece en el propio libro y que refleja a la perfección lo que significa:
"Este relato no es ficción ni libro de Historia. Tampoco tiene un protagonista concreto, pues fueron innumerables los hombres y mujeres envueltos en los sucesos del 2 de Mayo de 1808 en Madrid. Héroes y cobardes, víctimas y verdugos, la Historia retuvo los nombres de buena parte de ellos: las relaciones de muertos y heridos, los informes militares, las memorias escritas por actores principales o secundarios de la tragedia, aportan datos rigurosos para el historiador y ponen límites a la imaginación del novelista. Cuantas personas y lugares aparecen aquí son auténticos, así como los sucesos narrados y muchas de las palabras que se pronuncian. En Un día de cólera, Arturo Pérez-Reverte convierte en historia colectiva las pequeñas y oscuras historias particulares registradas en archivos y libros. Lo imaginado, por tanto, se reduce a la argamasa narrativa que une las piezas. Con las licencias mínimas que la palabra novela justifica, estas páginas pretenden devolver la vida a quienes durante doscientos años sólo han sido personajes anónimos en grabados y lienzos contemporáneos, o escueta relación de nombres en los documentos oficiales"

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