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miércoles, 8 de agosto de 2018

El baile mortal

Los hechos ocurrieron a mediados de 1518. Cuentan las crónicas que refieren tal suceso extraño que una mujer comenzó a bailar fervorosamente en una calle de Estrasburgo, en el noreste de Francia. Parece una broma, pero no es que la mujer no sólo no paraba, sino que en en una semana se le unieron 34 personas más y en un mes unos 400 bailarines. 


Dichas crónicas ponen de relieve que las personas estaban bailando y que muchos nobles de la región buscaron con ahínco el consejo de médicos o curanderos para saber cuál era la causa de cosa tan extraña. 


Sin embargo en lugar de sangrías (como solía ser la norma), las autoridades locales persuadieron a que la gente continuara danzando, abriendo dos mercados e incluso construyendo un escenario, contratando incluso a músicos. No es broma; lo hacían porque creían que si continuaban bailando, éstos se mejorarían. Algunos bailarines fueron llevados a capillas donde buscaron la cura. Por supuesto, esto tuvo su fin, pero trágico (como era de esperar): muchas de estas personas murieron de ataques al corazón, derrames cerebrales o agotamiento, siendo esta última lo más habitual. 


Si ponemos la premisa de que crónicas no nos mienten o exageran, desde un punto de vista actual, se ha intentado encontrar la causa de tal extraño suceso en (como casi siempre) en alguna intoxicación alimentaria, pero siendo honestos, que yo sepa, no ha habido un caso parecido en el mundo.

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