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martes, 2 de enero de 2018

El lugar del que Cervantes no quiso acordarse

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor"
Cosa curiosa, pero parece mentira que una de las historias más increíbles y deliciosamente extrañas de la literatura universal, una de las catedrales del noble arte de la palabra escrita, comenzara en un sitio cuyo autor no quería acordarse de su nombre. 


Varios son los pueblos o comarcas que se disputan por tener el "honor" de ser ser la Patría de don Quijote, algo llamativo y me atrevería a decir que risible dado que quién querría ser el lugar del que don Miguel NO quiso acordarse; un lugar innombrable para el divino manco de Lepanto por algún infausto suceso  personal que en él tuvo lugar y que puede que le afectara muchísimo. Otros dicen que ante la imposibilidad de hallar un sitio para dar comienzo a su historia, prefirio omitir el nombre con de "cuyo nombre no quiero acordarme".


Poco importa eso a la historia. En ese lugar del que Cervantes no quiso acordarse (¿Acaso cerca del Toboso, tierra de la idealizada Dulcinea?) dado que estamos ante una de las obras cumbres de la literatura. Un loco (o no tan loco) se decidió a ponerse una armadura para combatir molinos de viento, encantamientos y deshacer entuertos, acompañado de su fiel escudero Sancho Panza.

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