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miércoles, 25 de octubre de 2017

"¡Ja soc aqui!"

"Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta"
Josep Tarradellas

Por edad no viví in situ la calidad política de la que hizo gala Josep Tarradellas (falleció en 1988), pero si puedo decir que estamos ante un político cuya llegada del exilio fue uno de esos hitos de la Transición que merecen ser recordados, aparte de que ya en su momento anunció (¡Ojo! en los años 80) de que había que tener mucho cuidado con un tal Pujol (el ex-molt honorable como sabran) al que ya tachaba de dictador (yo personalmente lo llamó "pequeño dictador" y no por su talla física, sino intelectual) que causaría un lastre para Cataluña. 


Tarradellas no era un profeta, pero era un profundo conocedor de como el nacionalismo (del que él había formado parte) era capaz de hacer lo posible por destruir la concordía, generando una especie de involución que conlleva un enfrentamiento civil no sólo en España, sino en su propia tierra catalana. Tarradellas al que muchos (paradojicamente bastantes eran de su partido ERC) tacharon de traidor por decir verdades a la cara, denunciando las tropelias que el nacionalismo ha cometido (y sigue cometiendo) es de esos políticos que faltan en Cataluña para desgracia de una región antaño prospera y que ha caído en lo que tanto temía don Josep.


El pujolismo y a las cosas que se unieron (primero ERC y después el anarquismo) han destruido a Cataluña. Y es que si algo despreciaba Tarradellas era el victimismo tan propio del nacionalismo (y especialmente del pujolismo) y la confrontación. Don Josep defendía el catalanismo siempre integrado dentro de ese gran país llamado España. 

Tarradellas y Suárez: dos políticos de talla

Por eso, conviene recordar como aquel hombre (ya mayor: tenía 78 años) Presidente de la Generalidad en el exilio vino sin ningún odio y no quiso ser el Presidente de unos catalanes frente a otros, ni siquiera de quienes habían nacido en Cataluña frente a los que viviendo en Cataluña, habían nacido en otras partes de España (andaluces, extremeños, madrileños). Quería ser Presidente de TODOS los habitantes de Cataluña y en ningún caso arrogarse lo que pensaran cada uno de ellos como si no hubiera variedad ideológica en su querida tierra. Por eso son aún más emotivas las frases dichas en el balcón: "¡Ciutadans de Catalunya: . 

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