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sábado, 4 de marzo de 2017

Y lo llamaron señor Poitier

En una época donde la segregación racial aún existía en los Estados Unidos, independientemente de que fuera un gran actor (que lo era), tiene merito que un actor negro pudiese triunfar en eso del cine más allá de los simples papeles lamentablemente siempre otorgados a los hombres y mujeres de color negro (generalmente criados), pero  Sidney quería algo más.


Criado inicialmente en el teatro (con grandes interpretaciones, según cuentan), este hombre nacido en Miami, pero de padres bahameños supo hacerse un nombre dentro de la actuación estadounidense, encontrando papeles en cintas que destacaban por despertar conciencias en torno no sólo a la problemática racial en el país, sino a las guerras entre generaciones, que conllevaba un punto de vista distinto. 



Su primera gran película sería "Semilla de Maldad" (con el gran Glenn Ford) y, a partir de ahí, continuaría su escalada a fama, llevándose como colofón un Oscar. Parece llamativo, pero Sidney Poitier fue el primer actor de piel negra en ganar un Oscar al Mejor Actor Principal en este caso por los "Lirios del Valle" (la primera actriz negra en conseguir un Oscar, en este caso como actriz de reparto, fue Hattie McDaniel casí 30 años antes por su papel de Mammy en "Lo que el Viento se Llevó"). 

Poitier... de Oscar

Y no era para menos. Poitier era un actor más que elegante, con un extraordinario porte que además hacías que te metieras en su situación; en lo que pasaba a su alrededor y como lo afrontaba. Así llegaron grandes exitos con clásicos como "Rebelión en las Aulas", "En el Calor de la Noche" y "Adivina quien viene a Cenar esta Noche".


Actual embajador de Bahamas en Japón, sus papeles, así como su defensa de los derechos de los negros en los Estados Unidos, propició que Poitier fuera todo un referente en la comunidad afroamericana. Un hombre, que, a pesar de los malos tiempos, triunfó en lo que quiso y no hubo mejor cosa para el señor Poitier que el cine.

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