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viernes, 3 de febrero de 2017

Mientras la extrema izquierda...

... sigue a lo suyo que es darse leña con todas esas corrientes que piensan lo mismo y muchas veces actúan de la misma forma. Una ultra izquierda (que al igual que la ultra derecha si en España estuviera más organizada) a la que la gente le importa menos que nada (0 propuestas parlamentarias) y donde se mueven en función de las diferentes cuotas de poder. 


Porque en el fondo de su ser lo que les importa es el poder... y nada más. Los grupos extremistas se aprovechan del lógico enfado de la gente en épocas de crisis donde las corruptelas salen a flote y vemos que los grupos parlamentarios existentes sólo miran para dentro y poco para fuera. 
Eso no implica que se deba votar a opciones ultras. Ya lo he comentado más de una vez: es más democrático no ir a votar que elegir opciones que lo único que pretenden es dividir al país en buenos y malos, la historia siempre de este nuestro país, que Machado ejemplifico en aquellas dos Españas irreconciliables y que parece que han vuelto a la luz gracias a una izquierda desnortada, más cercana al radicalismo y muy alejada de opciones socialistas que no comparto, pero que son muchos más democráticas que gente cuyos orígenes son turbios, empezando por el matonismo universitario (¡Que se lo digan a Rosa Diez!) y siguiendo por sus asesoramientos de regímenes como el venezolano u su entonces apoyo expreso a la extrema izquierda griega que se dio cuenta muy pronto que con Europa no se juega. 
Si señores; no hay diferencias entre el coletas y el Milhouse Errejón porque nunca lo ha habido. Son comunistas, son radicales, defienden que la violencia esta justificada, que la ley no es aplicable si no los beneficia a ellos (en eso se parecen al nacionalismo catalán) y sólo les mueve una cosa: el control del partido, movimiento o lo que sea eso que han montado.

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