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lunes, 27 de febrero de 2017

Héctor, el domador de caballos

De entre todos los troyanos, destacaba el Príncipe Héctor. Hijo del Rey Priamo y de la Reina Hécuba, Héctor al que también se conoce como domador de caballos, era uno de los Jefes de la ciudad, aparte de ser encargado de la defensa de la misma. Y lo es cuando los aqueos atacan la ciudad debido al rapto (o lo que fuera) de Helena llevado a cabo por su hermano París. 


A partir de ahí comienza una guerra que duraria 10 años y que el propio Héctor nunca aprobó... por una mujer. Héctor sería el nemesis de Aquiles en cuanto a trascendencia tanto en la batalla como lo que suponen para sus propios seguidores. Sería precisamente su duelo con Aquiles el más destacado de la guerra. 

Héctor y París

Ante la ofensiva troyana, las esperanzas aqueas se reducen a que Aquiles retorne a la lucha., pero el héroe griego a pesar de las súplicas de sus aliados, no quiere volver a la batalla por la discusión previa mantenida con Agamenón (que dio inicio a la Iliada homerica) por lo que su compañero, Patroclo, decide, tras haber previamente hablado con Aquiles, vestirse con su armadura y ponerse al mando de los mirmidones,  que habían estado comandados hasta ese momento por Aquiles. Durante la lucha, Patroclo es herido por Euforbo y asesinado por Héctor.


Esto causa gran pesar en Aquiles, el de los pies ligeros, que vuelve a la lucha y no parara hasta acabar con el asesino de su compañero. Así acabara con el hasta entonces invencible Héctor, pero no se contentara con eso. Tras acabar con él, su cuerpo es lacerado por los aqueos y  atado por los tobillos al carro de Aquiles, que lo arrastra extramuros durante doce días en los que el cuerpo permanece expuesto al sol y los animales, pero el Dios Apolo, protector de la ciudad de Troya, protege el cuerpo del divino Héctor. 


Finalmente, Priamo gracias al Dios Hermes, llegara al campamento aqueo, obteniendo el beneplacito de Aquiles para llevarse el cuerpo de su hijo y hacer unos funerales en su Honor. Así, entre hondo pesar en toda Troya se despedía a uno de sus grandes héroes. Lo que no sabían es que poco tiempo después, la vieja Ilión sería destruida. 

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