Volver a ser joven. Bajo esta premisa una gran cantidad de hombres buscaron una fuente de la que decían los que se bañaran en ella volvería a ser joven o recuperar el vigor de años pasados. En el fondo esto lleva a la necesidad casi existencial del hombre por escapar a la muerte. Aguas curativas (o consideradas como tal) siempre hubo, pero ¿A Podido o puede existir algo remotamente parecido a una Fuente de la Eterna Juventud?
La Fuente de la Vida, de la Juventud o de la Inmortalidad está muy entremezclada en su mítico origen con el Río de la Inmortalidad, el Árbol de la Vida, pero a diferencia del llamado Río de la Inmortalidad, su objetivo no era hacer inmortal al hombre, sino renovar su vigor, rejuvenecerlo.
En Babilonia ya se consideraba el agua como símbolo de vida y Heródoto (denominado como el padre de la Historia) ya habla de una fuente de vida que disfrutaba el Rey de Etiopia y sería el mismísimo Alejandro Magno el que buscara tal fuente.
Con la llegada de occidente a América, se buscarían míticos sitios en el continente tales como el Dorado. La Fuente de la Eterna Juventud tenía que estar en América y como tal la buscaron los diferentes exploradores y colonizadores.
En torno a esto se dice que el explorador español Juan Ponce de León oyó hablar sobre la fuente de la juventud a los nativos de Puerto Rico cuando conquistó la isla, emprendiendo una expedición en 1513 para localizarla, descubriendo el actual estado de Florida donde la buscó sin hallarla. Esta historia no esta confirmada y la leyenda fue asociada a Ponce de León después de su muerte.
Nunca se halló algo remotamente parecido y como todas las leyendas a medida que se empezaron a descubrir nuevas tierras, "achicándose" el mundo (siendo más conocido), fue tomada como una farsa o malas interpretaciones de textos antiguos. Lo cierto es que la leyenda de la fuente tuvo mucho predicamento, llegando incluso al arte, siendo representada entre otras pinturas en El Jardín de las Delicias de El Bosco.
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