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jueves, 22 de diciembre de 2016

¡Habrá poesía!

A los que siguen este blog o mis redes, sabrán que dentro de la literatura, ente muchos grandes de la palabra escrita, tengo un cariño especial por uno que desgraciadamente falleció con apenas 35 años, pero que para el corazón de muchos (entre los que yo me encuentro) alcanzó la inmortalidad literaria... y es que don Gustavo Adolfo es tan grande que trasciende su propia época histórica. 


Gran poeta y excelente narrador, Bécquer es uno de los más grandes exponentes de la literatura española, el hombre hecho poesía que supo alcanzar el Alma de todos aquellos que disfrutan su obra. Sólo un hombre, como él, también narrador, pero sobre todo poeta, podría definir a la perfección el por qué, el motivo por el que existió, existe y existirá la poesía.


Si, señores. A la poesía, un don adquirido por muy pocos virtuosos (incluso Cervantes lo intentó con poco éxito con aquel don que los cielos no quisieron darle), es la dedicatoria de don Gustavo Adolfo Bécquer, el maestro de maestros, cuya obra es el perfecto ejemplo de la belleza de un buen verso. Y es que sólo un grande como él, podía saberlo: siempre habrá poesía.
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;

mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
Y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;

mientras la humanidad siempre avanzando,
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;

mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!

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