Su nombre era Miguel Juan Pellicer y había nacido en Calanda, perteneciente a Teruel, sobre el año 1617. A Miguel se le había amputado la pierna derecha "cuatro dedos más debajo de la rodilla" debido a que le había pasado una rueda de un carro por encima de la misma. Se le colocó una pierna de madera, proporcionandole una muleta.
Hubo de recurrir a la mendicidad para poder sobrevivir en las puertas del Templo del Pilar, en Zaragoza.
Allí aprovechaba para oír misa todos los días en la
Santa Capilla, mientras se ungía con aceite de las lámparas el muñón
de la pierna para intentar suavizar el terrible dolor. Unos dos años después decidió volver a Calanda. Después de una dura jornada de trabajo en su casa, todos se van a dormir, incluido Miguel. A partir de ahí todo es leyenda... ¿o realidad?
Entre las diez y media y las once de la noche
entran sus padres en la habitación a luz de candil, y perciben una
"fragancia y olor suave no acostumbrados allí", y al acercarse su madre
para comprobar como estaba su hijo, lo encuentra durmiendo, pero ve perpleja que por debajo asomaban
dos pies cruzados. Miguel tenía no una, sino dos piernas.
Se levantó un acta notarial de un milagro del que enseguida se dijo que había sido obrado por la Virgen del Pilar. El hecho llegó a ser tan grande que el Cabildo de Zaragoza remitió al mismísimo Conde-Duque de Olivares (el hombre más poderoso de la Tierra), Valido del Rey Felipe IV, la información del acontecimiento para que, a su vez, la pusiera en conocimiento del Monarca.
En el proceso declararon facultativos y sanitarios, entre
los que se encontraba el cirujano que le amputó la pierna, familiares y vecinos autoridades locales, autoridades eclesiásticas y personajes diversos. Todos no daban crédito a lo que había pasado. La archidiócesis aragonesa reconoció el hecho como milagro el día 27 de abril de 1641 y Miguel llegó a ser recibido por el Rey, que, según se cuenta, tuvo la deferencia de besarle la pierna reconstituida. Pero, a todas estas ¿Qué pasó?
Con el paso de los años es más complicado, pero también es verdad que el hecho, así como los testimonios están recogidos en un acta que se conserva en el archivo del Ayuntamiento de Zaragoza. Así que dificilmente puede ser una falsedad (dado el gran volumen de gente que de forma directa o indirecta estuvo involucrada o conoció el hecho).
El hombre del milagro falleció en 1647 y tenía las dos piernas. Algunos sugieren que en realidad no le amputaron la pierna, sino que se la dejaron como un muñón colgante, que recuperaria su fortaleza años después, pero lo cierto es que eso ya de por su es un milagro y no coincidiría con el hecho de que un facultativo reconociera amputarle la pierna. ¿Y si de verdad hubo un milagro? ¿La Virgen de Pilar realmente intercedió por Miguel? Puede que nunca lo sepamos.
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