"Matar a un Ruiseñor fue la película más cercana a mi corazón y el punto alto de mi carrera"
Gregory Peck
Una vez leí sobre una encuesta entre cinéfilos sobre cuál era el personaje más querido para ellos en la historia del cine. La respuesta fue abrumadora: Atticus Finch. Pero ¿Qué tiene este pobre abogado viudo de Alabama que lo haga tan especial? Pues algo de lo que se carece hoy en día como es la honestidad.
Atticus tiene dos hijos con los que no es fácil lidiar (muy especialmente la niña "Scout") a las que inculca la tolerancia y el respeto, así como ver las cosas desde el punto de vista del otro o, como diría él "ponerte los zapatos del otro".
Finch, que tendrá que defender a un hombre negro de un crimen que no cometió, pone de relieve la Justicia por encima de todo y que las personas negras merecen un respeto, pero lo más importante de todo es que lo haga no para darse importancia o ser famoso, sino por que es su deber hacerlo y más en un país donde el segregacionismo estaba fuertemente enraizado y aún hoy existen problemas raciales entre blancos y negros.
Su ejemplo será vital para los niños, poniendo por encima de todo la belleza de aquellos seres inocentes, ejemplificandolo en el hermoso ruiseñor, que no ha hecho nada malo, y que sólo canta para alegrarle el día a los demás... por eso matar un ruiseñor es pecado.
No es de extrañar que Gregory Peck considerará a Atticus el papel de su carrera (muchos también lo pensamos) porque es uno de los personajes más atrayentes primero de la literatura y después en el cine. Una persona buena (aunque el diría en su modestia que "la mayoría de las personas lo son, Scout, cuando finalmente logras verlas en su totalidad"), que no enseño que si luchamos por algo hay que hacerlo convencido de ello y llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Efectivamente: don Atticus Finch nos dio a todos una lección de vida.
Todos los seres humanos son iguales
Los niños
Matar a un ruiseñor
No hay comentarios:
Publicar un comentario