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martes, 11 de octubre de 2016

Odio en las redes

Honestamente (y tristemente) no me extraña que en un país como España se desee la muerte a un niño con cáncer. No me extraña porque vivimos en un país donde el desprecio al otro, que llega desde el insulto hasta la alegría por la muerte de otro ser con el que no se coincide en la forma de pensar ("¡Viva la muerte!" que diría Millán-Astray) es plato de todos los días, utilizandose las redes sociales para actuar como un cafre. 


Es terrible que ésta sea la realidad de nuestro país, pero algunas mentes sucias hablan de libertad de expresión incluso para el insulto. "No se puede enjuiciar a una persona por decir lo que piensa" dicen estos "lumbreras" de la dialectica. No ¡No! la libertad de expresión no significa la libertad para el insulto y mucho menos para desear la muerte de alguien. Da igual que sean 2 ó 500 los que profieren tales aberraciones por su boca; el que no coincidas ideologicamente con una persona o no compartas su afición por actividades como el toreo no te avala para desear la muerte a una persona. 
Como eso no lo hace una persona medianamente normal, asociaciones de todo tipo (incluso antitaurinas) han mostrado la solidaridad con la familia del niño. Algunos tendrían que volver a la cueva de donde nunca debieron salir... y para colmo son unos cobardes: la mayoría (y en este caso fue así) eliminan sus cuentas de Twitter para supuestamente no dejar rastro. Son más que cobardes ahora que lo pienso; son unos necios.

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