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lunes, 29 de agosto de 2016

Evasión de Irán

Con la llegada del Ayatollah Jomeini se ponía fin a la tiranía del Sha de Persía Mohammad Reza Pahlaví, régimen sostenido por los Estados Unidos, país el cual acabó acogiendole. Con la partida del Sah se quitó un clavo para poner otro claro, ya que Jomeini instauró un integrismo islámico tal (la denominada revolución islámica) que abarcó a todos los estratos de la sociedad muy especialmente en cuanto a vestimenta y costumbres, algo que afecto considerablemente a las mujeres. Por otro lado, todos los supuestos colaboradores o afectos al Sah fueron torturados y asesinados. Sin embargo, no todo estaba hecho. Los iraníes exigían que el Sah huido, personaje que ya en aquel momento padecía un cáncer que lo llevaría a la tumba, fuera extraditado por los Estados Unidos, algo que no sucedía. 


El 14 de Noviembre de 1979 tuvo lugar un asalto a la embajada estadounidense por una turba odiosa de manifestantes, consiguiendo seis diplomáticos estadounidenses escapar de la multitud y se refugiaron primeramente en el piso del Cónsul estadounidense. Este escondite no era seguro, por lo que contactaron, cuatro días más tarde, con el diplomático canadiense John Sheardown para pedirle su ayuda. 


Este se comunicó con el embajador canadiense Ken Taylor, el cual consideró preferible albergar a dos personas del grupo en la embajada, mientras el resto irían a casa de Sheardown. Inmediatamente alertado, el ejecutivo canadiense concedió su apoyo a dicha operación. El 21 de Noviembre, otro diplomático estadounidense, que se había refugiado en la embajada de Suecia, se unió al grupo albergado de la casa de Sheardown. Mientras los manifestantes (por decir algo) ocupaban una embajada de un país extranjero, algo que hubiera sido considerado un ataque contra la Soberanía Nacional de ese Estado y motivo de guerra, pero Carter, ese Presidente de la "paz" (esto también es un decir, pero es verdad que le dieron un Premio Nobel de la Paz) no hacía nada. 

El embajador canadiense Ken Taylor

Después de varias semanas, cuando ciertos medios de comunicación comenzaron a plantearse cuestiones en lo relativo al número concreto de rehenes, era evidente que hacía falta evacuar al grupo antes de que el secreto se revelara. La decisión se tomó el 30 de Diciembre durante un encuentro entre Flora Isabel MacDonald, Ministra canadiense de Asuntos exteriores, y Cyrus Vance, Secretario de Estado de Carter. Algunos días más tarde, Antonio Mendez y otro especialista de la CIA llegaron a Ottawa para planear la evacuación. La estratagema era como poco curiosa: los seis rehenes serían presentados como cineastas canadienses que trabajaban para una sociedad ficticia instalada en Hollywood.

Los liberados con Carter

Se otorgó una autorización para emitir pasaportes canadienses en secreto para los rehenes. Según el plan, los fugitivos tenían que embarcar en un vuelo regular por sus propios medios a partir del 19 de Enero, pero la CIA insistió en enviar a dos agentes, los cuales se hicieron pasar también por cineastas canadienses y así facilitar la operación de salida y corregir un error en la fecha de los visados de entrada. El embarque se realizó sin ninguna dificultad en un avión de Swissair el 27 de enero.

Los iraníes, tras enterarse del engaño, montaron en cólera, pero lo cierto es que habían caído en el enredo y los diplomáticos estaban libres, agradeciendoles la ayuda prestada a Canada, los cuales les habían literalmente salvado la vida, ya que habían permanecido escondidos durante 79 días. Por cierto, Mohammad Reza Pahlaví, último Sah de Persia, falleció meses después, concretamente el 27 de Julio.

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