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jueves, 23 de junio de 2016

Saladino vs. Ricardo Corazón de León

Hablar de estos dos personajes es hacer referencia a dos de los grandes de la historia en una época en la que el Cristianismo e Islamismo competían por dominar el mundo conocido, teniendo como punto culminante la guerra en Tierra Santa y hacerse con Jerusalén, centro de devoción no sólo para cristianos y musulmanes, sino para judíos. 


Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb, más conocido en occidente como Saladino era un gran defensor del Islam y, aunque de origen sunita, hizo todo lo posible por unificar política y religiosamente el Oriente Próximo en torno a su persona, algo que consiguió. Por otro lado, tenemos a Ricardo I de Inglaterra conocido como Corazón de León no precisamente por su fiereza (error trasmitido durante siglos), sino por su gran melena. Hijo de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, el caso de Ricardo es llamativo puesto que sólo visitó Inglaterra en dos ocasiones, ya que el resto de su vida se la pasó combatiendo en Tierra Santa, aparte de que fue arrestado por Leopoldo V durante un tiempo. 

Saladino

Los dos, Saladino y Ricardo, representaban el oriente y occidente. Los dos tenían diferentes religiones y competían por la media luna y la cruz respectivamente. Según los Papas de entonces, estaba permitido matar con tal de acabar con los infieles. 

Ricardo Corazón de León

Cuando se convocó la tercera cruzada, Ricardo sabía que se encontraba ante un poderoso enemigo. Saladino, el cual era un gran estratega, nunca pudo derrotar a Ricardo en un enfrentamiento militar, lo que aseguró que se obtuvieran varias ciudades costeras muy importantes. Sin embargo, el 2 de Septiembre de 1192, Ricardo firmó un tratado con el propio Saladino por el que Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero también se permitiría a los peregrinos cristianos visitar la ciudad de forma segura. Es de notar que, a pesar de las guerras y de profesar religiones distintas, se cuenta que el trato entre el Rey inglés y el Gobernante islámico fue más que cordial. Un ejemplo de como, independientemente de las rencillas, dos hombres de guerra podían unirse para pactar la Paz. 


Los éxitos de la Tercera Cruzada permitieron a los cruzados mantener un reino considerable con sede en la isla de Chipre y la costa de Siria, pero su incapacidad para recuperar Jerusalén daría lugar a una Tercera Cruzada, que comenzaría en 1198. Saladino llevaba cinco años muerto, mientras Ricardo moriría un año después.

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