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sábado, 21 de mayo de 2016

Fernando III o el Rey luchador

Dos vertientes encontramos en Fernando III. En su persona se conseguirían unir los Reinos de Castilla y León merced a la muerte de su tío Enrique I y su padre Alfonso IX, respectivamente, algo que no fue fácil de conseguir debido a la oposición por parte de algunos nobles, que creían que la unificación de ambos Reinos les quitaría poder. Tanto él como su madre, Berenguela, pusieron en su sitio a aquellos que se oponian a la unión. La otra vertiente la encontramos en sus campañas contra los musulmanes por obtener las tierras para la Cristiandad, en eterna lucha contra la Fe de Mahoma, siempre en ese contexto de cruzada que la propia Iglesia le dio a esta étapa que posteriormente algunos darían en llamar Reconquista. 

 
 
La empresa habría de conducir a la lucha del valle del Guadalquivir, que convirtió al Reino de Castilla y León en el más grande y el único que conservaba frontera terrestre con el Islam. El inicio de la gran campaña guerrera contra el islam fue aprobada en la Curia de Carrión de 1224, coincidiendo con las luchas por el poder que se abrieron entre los musulmanes al morir el Sultán almohade Abú Yacub Yusuf.
Una tras otra las ciudades musulmanas fueron cayendo, siendo significativas la caída de Córdoba (en 1236) o Jaén (en 1246). Sevilla tardaría un poco más, hasta el punto de que el Rey se vio obligado a pedir ayuda a la flota castellana del cantábrico. La conclusión es que la ciudad no caería hasta 1648. 


Prueba de la unificación y la gran campaña de Fernando es que cuando accedió al Trono de Castilla, en 1217, su Reino no rebasaba tan siquiera 150.000 kilómetros cuadrados, en 1230, al heredar León, añadió otros 100.000 kilómetros cuadrados y, a base de conquistas, logrará hacerse con 120.000 kilómetros cuadrados más. El Reino de Castilla y León (ya lo comente antes) era el más grande y extenso de la Península Ibérica, algo que conservarian sus descendientes. 

Fernando III hizo de su Reino el más extenso de la Península Ibérica

No obstante, no todo fueron alegrías. No consiguió completar el dominio de la Baja Andalucía con la toma de Cádiz a pesar de intentarlo varias veces, muriendo en en 1252, cuando preparaba una campaña para continuar la conquista hacia el norte de África, siendo enterrado en la Catedral de la ciudad que tanto le costó conquistar Sevilla. 

Monumento al Rey Fernando en Baeza

Fernando III, no sólo amante de la guerra, sino gran amante de la cultura de su tiempo, supo inculcar a sus hijos, entre los que se encontró uno de los hombres más grandes no sólo a nivel político, sino cultural de la historia de la Península Ibérica. Efectivamente, su hijo Alfonso, que reinaria bajo el nombre de Alfonso X, y al que todos conocemos como Alfonso X el Sabio, es uno de las grandes personalidades de la Edad Media en la antigua Hispania. Un hombre que completaría la idea de su padre, la conquista de la baja Andalucia.


Fernando III se uniría a la lista de Reyes canonizados, siendo su nombre el de Fernando III el Santo. El Rey castellano-leonés es patrón de varias ciudades españolas, aparte de serlo del Arma de Ingenieros (del Cuerpo General de las Armas) y de las especialidades de Construcción y Telecomunicaciones y Electrónica (del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos) del Ejército de Tierra de España. Por otro lado es compatrono de la Diócesis Nivariense de las Islas Canarias (junto con la Reina Isabel de Portugal) y patrono de la Universidad de la ciudad de San Cristóbal de la Laguna en la isla de Tenerife.

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