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viernes, 20 de mayo de 2016

El hombre más poderoso de los Estados Unidos

¿Ustedes piensan que los Presidentes de los Estados Unidos tenían control absoluto sobre lo que estaba en sus manos? ¡El que manda soy yo! Podría haber dicho el que fue sin lugar a dudas el hombre más poderoso del país y es que desde los albores de la civilización, el que poseía la información, tenía el poder. Y John Edgar Hoover tenía mucha información.


El Presidente Truman lo llegaría a acusar de utilizar el FBI como una policía secreta; una especie de Gestapo en la que Hoover hacía y deshacía a voluntad, pero ¿Acaso esa no fue la idea original del FBI? ¿Acaso no se quería la vigilancia más allá de las leyes?


Hoover hizo lo que se le había mandado como jefe supremo (permítanme la expresión) de un FBI del que fue uno de sus máximos promotores, encargándose de la vigilancia, hostigamiento, palizas y demás contra todos aquellos que él creía amenazaban el estilo de vida estadounidense, especialmente los comunistas y defensores de los derechos civiles de la comunidad negra a los que miraba con recelo.


Edgar, el cual, parece ser, le gustaba trasvestirse (sobre su supuesta homosexualidad nunca se aclaró nada) tenía la costumbre de pedir informes concienzudos de las "actividades" sexuales de los políticos, hayando siempre material jugoso, tanto desde politiquillos de tres al cuarto a Presidentes, siendo Kennedy del que más información tenía sobre sus relaciones fuera del matrimonio.

Entre los Kennedy (John y Bob)

El poder lo tenía Hoover y nadie, desde republicanos a demócratas, tuvo las narices de quitárselo porque el FBI era muy poderoso. Mucho se habló de la posible intervención de Hoover en la muerte de Kennedy o la posibilidad real de que el propio FBI provocará atentados. Ante ambas posibilidades se dijo que la idea era culpar a Fidel Castro. Por otra parte a Hoover nunca le gustó los pactos entre Kennedy y Kruschev para evitar una guerra nuclear. Hoover odiaba con todas sus fuerzas al comunismo.


Tras su muerte en 1972, comenzaron a salir, primero mediante rumores y después como una confirmación oficial, las actividades oscuras del FBI de Hoover, siempre extralimitandose, siempre más allá de la ley, siempre intimidando y amenazando a personas supuestamente peligrosas y a las máximas autoridades del Estado, entre los que se encontraban los ocho Presidentes con los que convivió durante su etapa como director del FBI. Sólo entonces todos los estadounidenses supieron a ciencia cierta que el que mandaba, haciendo y deshaciendo a su antojo, era John Edgar Hoover.

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