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martes, 8 de marzo de 2016

Los horrores de la guerra por Robert Capa

Con el estallido de la guerra de la independencia, el pintor Francisco de Goya (grande entre los grandes) realizó una serie de grabados sobre el conflicto bélico a los que se las ha puesto el nombre de horrores de la guerra, un título que se queda corto, teniendo en cuenta que dichas obras eran cadáveres o cuerpos literalmente mutilados, víctimas de un conflicto al que podríamos considerar la primera guerra civil de la historia de España (puesto que en el bando francés también hubo muchos españoles a los que se llamo “afrancesados”). Más de 100 años después, otro hombre utilizó la fotografía, un arte inexistente en la época de Goya para mostraros los horrores de la guerra. Realizó muchas fotografías, pero sería con el estallido de la guerra civil española cuando nos mostraría la guerra en toda su crudeza. Era de origen húngaro y su nombre real era Endre Ernő Friedmann, pero todos lo conocemos como Robert Capa. 


Fotografías de toda índole, desde bombardeos a trincheras, pasando por tiroteos (inolvidable la fotografía del miliciano abatido, a veces puesta en cuestión por la instantánea “demasiado” buena y precisa) hizo este hombre único que nos mostró en imágenes una parte muy negra de la historia de España, aquella en el que el odio se llevó por delante a miles de personas. Podemos decir que gracias a Capa, así como corresponsables y fotógrafos, podemos saber, en cierta medida, lo que significó nuestra guerra en zonas como el Madrid asediado.

Muerte de un miliciano

Ya después de la guerra civil, también realizó muchas fotografías de incalculable valor histórico, relacionadas sobre todo con la Segunda Guerra Mundial, viendo una vez más que el odio, recogido por su cámara, traspasaba fronteras hasta el punto de mostrarnos lo peor del ser humano, así como la desesperación a la que llegaban los civiles, normalmente los desheredados de la tierra. 


Un día para la historia
La ironía (triste ironía) es que el final de su vida llego cuando, acompañando al ejercito japonés, piso una mina que se lo llevó por delante, perdiendo primero una pierna para posteriormente no poder hacer nada por salvarlo. Incluso él, fotógrafo de toda la vida, un hombre hecho a si mismo, sufrió en carne propia los horrores de la guerra.  


Hace unos años tuve la oportunidad de ver una exposición de fotos de Capa sobre la guerra civil y me quede literalmente sobrecogido. No sólo eran fotos de combates, sino de gente que lo pasaba extremadamente mal. En saber captar la desesperación de las personas tuvo que ver el fotógrafo, que nos mostró la realidad en toda su terrible crudeza y es que ya lo decía el mismo Robert Capa: 
“Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente”

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