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miércoles, 23 de marzo de 2016

Eco y el vanidoso Narciso

Cuenta una vieja historia que una ninfa llamada Eco se enamora de un vanidoso joven cuyo nombre es Narciso, el cual hijo de la ninfa Liríope de Tespia. Preocupada por el bienestar de su hijo, Liríope decidió consultar al vidente Tiresias sobre el futuro del joven. El vidente le dijo que Narciso viviría hasta una edad avanzada siempre y cuando nunca se conociera a sí mismo.


Un día, mientras Narciso estaba cazando ciervos, la ninfa Eco siguió al joven a través de los bosques, ansiando dirigirse a él pero siendo incapaz de hablar primero, ya que la Diosa Hera, esposa de Zeus, la había maldecido a solo poder repetir la última palabra de lo que otros decían (lo que conocemos como eco). Cuando por fin Narciso escucha sus pasos detrás de él, pregunta: "¿Quién está ahí?", a lo que Eco responde: "ahí". Y continuaron "hablando" de esta forma, pues Eco únicamente podía repetir lo último que otros decían, hasta que la ninfa intentó abrazar a su amado, pero, el joven la rechazó y le dijo vanidosamente que lo dejara en paz, y se marchó repudiándola. Eco, desconsolada, pasó el resto de su vida en soledad, consumiéndose lentamente por el amor que nunca conocería, hasta que solamente permaneció su voz.

Eco y Narciso

El propio Narciso tendría su castigo. Un día engañado por Nemesis se acercó a un arroyo y al verse reflejado en las aguas, la vision de su vanidad y lozanía, hicieron que se enamorara de su reflejo. Finalmente, se dice que Narciso se suicida al no poder tener el objeto de su deseo, que no era otro que el mismo. La visión de Liríope se había cumplido.


Varias versiones hay de esta historia que nos dejo la palabra narcisismo para referirnos a un tipo de conducta arrogante en la que una persona siente una admiración excesiva por si misma. Finalmente se cuenta que en el sitio donde el cuerpo del suicida yacía, creció una flor que llevaría su nombre: narciso.

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