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jueves, 17 de septiembre de 2015

Inundados por los ultras

En España, algunos tienden a identificar lo ultra de una forma curiosa. Ejemplo: Como te opongas al aborto, eres un ultra, pero sí eres animalista y te dedicas a insultar a una persona porque le gustan los toros, eres un honrado defensor de los animales. Y que conste que defender el aborto como a los animales es licito y respetable, siempre y cuando se respeten las opiniones contrarias.


Una persona que tiene convicciones y respeta a los demás no sólo no es un ultra, sino que es digno de admirar y más teniendo en cuenta que parece que para defender las ideas, determinados individuos no dejen hablar al otro y se dediquen a insultar. Hay dos tipos de ultra: estos últimos, que no respetan a las personas por tener puntos de vista distintos, y aquellos que van de democratas, pero de forma impostada debido a intereses de cualquier tipo, ya que ni creen en la Libertad como se debe entender (respeto a las ideas ajenas) y utilizan determinados medios para insultar o amenazar. Esos son los mismos que consideran que es legitimo hacer el bestia en redes sociales, ya que hay determinadas personas a las que no respeto porque no piensan como yo. Dicen que todos tenemos un dictador dentro y estas personas lo sacan a flote casí siempre; incluso se permiten el darnos lecciones de Democracia.
Defender tus ideas esta bien, sin embargo, pierdes toda la razón, sí es que alguna vez la tuviste, cuando te dedicas a insultar, menospreciar o amenazar a todos aquellos que no piensa como tú. Lo vemos diariamente y no sólo en el Congreso: lo vemos con el famoso toro de la vega, lo vemos cuando se burlan de los creyentes (católicos para más señas) y lo vemos cuando observamos que algunos en función de su ideología extremista habla de que los asesinos etarras son "presos políticos". 
España es un país donde por determinados temas se respira un ambiente violento desde hace demasiado tiempo. Y me estoy temiendo que a alguno por zanjar una discusión política o social se le ocurra dar un puñetazo... y no precisamente a la mesa.

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