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lunes, 3 de agosto de 2015

El Rey Salomón

Es uno de los personajes más trascendentales de la historia de las religiones monoteístas. Los musulmanes lo conocen como Sulayman, mientras que judíos y cristianos lo conocemos como Salomón. 


Nacido de la relación de su padre, el Rey David, con la mujer de Urías, Salomón destacó por ser un hombre sabio a los ojos de los hombres y de Dios, manteniendo según las escrituras un fastuoso Reino, que se extendía desde el Valle Torrencial en la frontera con Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia.


Salomón destacaba por su gran sabiduría, aunque ésta no radicaba sólo en tener un excelente juicio, sino en seguir los mandamientos de Yahvé. No obstante, según el texto bíblico, su sabiduría únicamente provenía del mismo Dios y así lo vemos en el denominado juicio de Salomón (contenido en el primer libro de los Reyes 3:16-28): 
"En aquel tiempo vinieron al Rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él. Una de ellas dijo: 
-¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, ésta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos. Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.  Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto. Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
Entonces la otra mujer dijo:
-No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.
-No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive -volvió a decir la otra.
Así discutían delante del Rey. El Rey entonces dijo: -Ésta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive.” -Y añadió el Rey:
—Traedme una espada.
Y trajeron al Rey una espada. En seguida el Rey dijo:
-Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al Rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:
-¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.
-Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! -dijo la otra.
Entonces el Rey respondió:
-Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
-Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el Rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar"
Al Rey se le atribuyen tres escritos: el Libro de Eclesiastés, el Libro de los Proverbios y el Cantar de los Cantares, obras llenas de sabiduria y Amor a Dios, que pertenecen al canon de lo que los cristianos conocemos como Antiguo Testamento. Salomón sería el que llevaría a cabo el sueño de su padre de construir un Templo en el que rendir culto a Yahvé y depositar el Arca de la Alianza donde se encontraban las Tablas de la Ley. El Templo estaría en Jerusalén y seria conocido comúnmente como "Templo de Salomón".

Juicio de Salomón

Sin embargo, a pesar de actuar con rectitud durante gran parte de su vida, las mujeres extranjeras que tomó como esposas lo apartaron del camino de Dios, aparte de que en su vejez comenzó a adorar a varios Dioses y muchas de sus transacciones comerciales primaba el materialismo y la codicia por encima del bien del pueblo. 


Los privilegios concedidos a Judá hicieron crecer el descontento entre las diez tribus del Norte (que eran las más acaudaladas). Así Jeroboam se hizo eco de este descontento y se puso al frente del levantamiento que, tras la muerte de Salomón, propició la separación de los reinos de Israel, que sería gobernada por el mencionado Jeroboam y de Judá, que sería gobernada por el hijo de Salomón Roboam.

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