Confusión entre la obligación y lo personal

Es curioso como la nueva oleada de políticos confunde obligación con temas personales. Entienden, por ejemplo, que no tienen que ir a una procesión o misa por el patrón de una ciudad en calidad de Alcalde o Presidente Autonómico y, por lo tanto, representante público por no creer en Dios.

En primer lugar, les moleste o no, a nivel cultural y social, España (y por ende todos los municipios que la conforman) es un país cristiano, aunque se declare aconfesional (Un Estado sin religión oficial; no laico). Podrán haber más o menos cristianos practicantes, pero lo cierto es que al igual que existen países musulmanes, España es un país cuya cultura (festividades y arte) y muchas de sus leyes se basan en la tradición humanista cristiana. Un representante político no puede alegar el no ir por su pensamiento cuando no va a título personal, sino a título representantivo de una corporación. Pasa lo mismo a la hora de determinados juramentos y promesas en determinados consistorios o cuando hay personajes elegidos por el pueblo que no se levantan en señal de respeto ante el himno de España. Son eventos sociales a los que deben acudir si o si y da igual que sea una procesión por el Santo Patrón por muy laico que seas o a una final de la Copa de España de fútbol, aunque no te guste el fútbol. Algunos confunden lo personal con lo público. 

En segundo y último lugar, sí son tan laicos ¿Qué hacen yendo a celebrar el ramadán con los musulmanes? ¿Acaso meterse con los cristianos sigue siendo la moda? ¿Es más importante ir a una Cabalgata ecuatoriana (Alcaldesa de Madrid)?

Creo que uno cuando es elegido como representante público tiene que, sin abandonar sus ideas, adecuarse a la sociedad en la que vive. Y a todas estas: mucho quitar bustos y no ir a misas, pero esta gente, que antes de las elecciones se desmarcó de Venezuela, no ha hecho absolutamente nada de lo que dijo que iba a hacer (pobreza).  En política robar esta mal, pero las formas también son importantes. Sólo buscan la foto fácil y que se hable de ellos, aunque sea mal.