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miércoles, 20 de mayo de 2015

Y estalló la bomba

Los primeros años del Siglo XX fueron muy dificiles para España. A una crisis evidente del sistema de la Restauración Borbónica (con la desaparición de su principal valedor, Canovas del Castillo) y la perdida de las colonias de Ultramar con descrédito militar incluido (el desastre del 98), se unió la aparición del anarquismo, que planteaba atentados por todo el mundo. Y España se encontraba entre sus objetivos. 


En 1902 fue declarada la mayoría de edad de Alfonso de Borbón, pudiendo por fin ocupar el Trono Español con el nombre de Alfonso XIII. En 1905 sería el esperado enlace del joven Rey con Victoria Eugenia de Battenberg, sobrina del Rey Inglés y nieta de la Reina Victoria. Era un enlace muy esperado (ella se había convertido al catolicismo), que, sin embargo, padecía prever una tragedia después de que el propio monarca español escapara de un atentado anarquista en París.


El 31 de Mayo de 1906, día de la boda real, cuando la comitiva se dirigía al Palacio Real de Madrid, fueron lanzados varios ramos para agasajar a los Reyes. Entre esos ramos se escondía la tragedia. Lanzado desde un balcón, éste exploto ocasionado múltiples daños personales y materiales. El objetivo eran los Reyes, que salieron ilesos a diferencia de 25 personas entre militares y civiles. Más de cien resultaron heridos. 

El atentado

La investigación se puso en marcha: parece ser que el ramo había sido lanzado desde un balcón determinado por un hombre de apariencia extraña. El sujeto en cuestión se llamaba Mateo Morral, fiel seguidor de las tesis anarquistas, que hasta ese momento había estado escondido. Aunque consiguió escapar de Madrid, fue reconocido por varias personas en un ventorrillo cercano a Torrejón de Ardoz, donde se detuvo para comer, esperando tomar el tren para Barcelona. Su extraña forma de actuar hizo que los viandantes lo denunciaran y fuera puesto bajo custodia por un guardia que lo llevaría al cuartelillo.

Mateo Morral

Lo que pasó después no se supo debido a lo llamativo de lo ocurrido. Las fuentes de la investigación oficial sostienen que se entregó pacíficamente, pero cuando era conducido por el guarda al cuartelillo, le mató de un tiro para suicidarse posteriormente. En cambio, existe un estudio forense de las cuatro fotografías tomadas al cadáver, que indica que el orificio del pecho es de características incompatibles con el tipo de pistola e, incluso, con la distancia del disparo. 
Lo cierto, es que el juicio no hizo más que empañar cualquier hallazgo que diera con los auténticos instigadores del crimen.  Se condenó a nueve años de prisión a José Nakens, director del semanario satírico "El Motín" y a  otros dos anarquistas (Isidro Ibarra y Bernardo Mata), por haber facilitado la huida de Mateo Morral. Por otra parte, Francisco Ferrer Guardia y otros tres acusados fueron absueltos. Tras un año, los condenados fueron indultados debido a una campaña de prensa a su favor, basada en la publicación de artículos del propio Nakens relatando las pésimas condiciones de vida en la cárcel.


Mucho se habló de que sí en el atentado estuvieron metidos fuerzas más "oscuras" como la masonería e incluso elementos descontentos dentro de la Monarquía o el incipiente nacionalismo antiespañol. Lo que si sabemos es que sí los instigadores del mismo hubieran conseguido su objetivo, la historia de España hubiera sido muy distinta. 

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