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domingo, 24 de mayo de 2015

Tras las huellas de Shakespeare

Las dudas en torno a la auténtica vida de William Shakespeare, quizá el más conocido de todos los dramaturgos habidos y por haber, han hecho correr algún que otro río de tinta. La circunstancia de que su vida se cuente por papeles, hacen muy difícil seguirle la pista de una forma fehaciente. Decir que casi desde su muerte se ha hablado de que el tal William Shakespeare no era más que un hombre de paja para publicar determinadas obras por parte de nobles y de esta forma esconder su verdadera identidad.


Así existen los que afirman de forma tajante la verdad en cuanto al bardo y su obra y los que piensan que Shakespeare, independientemente de sí existiera o no, no era más que un nombre utilizado por nobles que escribirían las obras atribuyendoselas a él. Muchos afirman que dicha teoría es valida puesto que en las obras atribuidas a Shakespeare se habla extremadamente bien de la vida cortesana, algo que el supuesto Shakespeare no conocería debido a su origen humilde. 


También algunos no admiten que un personaje como Shakespeare, hijo de un comerciante y que apenas recibió educación fuera capaz de hacer un retrato humanista tan perfecto del carácter de sus personajes, pero ¿Quienes han sido propuestos para ser el supuesto autor de las obras atribuidas al genio de Stratford-upon-Avon?
Los más reconocidos son Christopher Marlowe, el filósofo y hombre de letras Francis Bacon o Edward de Vere, decimoséptimo Conde de Oxford. En favor de esta idea puede estar el hecho de que el autor hiciera obras a nivel cultural más avanzado que el tal Shakespeare y que conocían muy bien el ambiente cortesano de la época. 

Hamlet: "Ser o no Ser..."

No obstante, hablar de la no autoría de Shakespeare (e incluso negar la existencia del mismo) es bastante llamativo hoy en día. Lo que si es seguro es que a ningún contemporáneo de Shakespeare se le ocurrió negar su existencia y, por otra parte, no solo había descripciones de la vida cortesana en su obra, sino de la vida humilde de aquellos años, algo que hubiera sido imposible para un noble o un letrado, supuestamente muy superior culturalmente al dramaturgo más grande de su época.  Así el origen cultural es la clave para que algunos personajes hayan negado la autoría de tan magníficas obras. Sin embargo, cabria recordar que en España tenemos a Cervantes, el cual era un simple hombre de armas y funcionario, que concibió en su cabeza a personaje tan prodigioso como Don Quijote o una maravilla como "Las Novelas Ejemplares". 


La educación y cultura de Shakespeare no deja de ser una anécdota sí comprobamos el legado literario que nos dejo su autor. Negar la autoría de Shakespeare se podría definir como negar un poco aquello que hemos leído y admirado de tan grandisimas obras.
Me quedo con la frase de un contemporáneo suyo, el dramaturgo, poeta y actor inglés, Ben Jonson: "Shakespeare no pertenece a una sola época, sino a la eternidad".

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