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sábado, 15 de noviembre de 2014

Genios de la Literatura: Santa Teresa de Jesús

Durante el denominado Siglo de Oro Español, la literatura y las demás artes españolas tuvieron una especial preponderancia por el mundo gracias a los éxitos militares, que propicio la expansión de la cultura hispana. Dentro de la literatura, destaco de forma muy fuerte la poesía religiosa y ahí es donde entra una de las grandes místicas españolas, considerada Doctora por la Iglesia Católica. El próximo año se cumplen 500 de su nacimiento. Me refiero a Santa Teresa de Jesús, conocida también como Teresa de Ávila debido al lugar de su natalicio.


Teresa de Cepeda y Ahumada nació el 28 de Marzo de 1515 en Ávila, España. Como muchos autores y personajes que serían importantes esa época, apenas conocemos datos fiables de su infancia. Los que parecen adecuarse a la realidad fueron escritos por la propia Teresa. Desde muy pequeña, Teresa siempre demostró una imaginación muy grande y la afición a la lectura de su propio padre, hizo que la joven tuviera su primer contacto con el noble arte de la palabra escrita. También, tanto ella como sus hermanos pensaron ir a tierras de infieles (el martirio volvía a estar de "moda" debido a la expansión española especialmente en América), pero nunca pudieron cumplirlos y los hermanos se hicieron ermitaños.


Parece ser que su madre falleció cuando ella tenía doce años. Sin embargo, su vocación religiosa seguía intacta y la literaria también, siendo muy aficionada a los libros de caballerías, muy populares en la época. Afectada por una enfermedad muy grave, finalmente se curo y la llevaron al lado de su hermana María de Cepeda, que vivía en Castellanos de la Cañada con su marido, Martín de Guzmán y Barrientos. 
Luchando consigo misma, le dijo a su padre que deseaba ser monja, pues creía que, dado su carácter, el haberlo dicho bastaría para no volverse atrás. Su padre contestó que no lo consentiría mientras él viviera. Sin embargo,la determinación de Teresa era muy grande y dejó la casa paterna. Entró el 2 de Noviembre de 1533 en el convento de la Encarnación, en Ávila, y allí, un año y un día después de su entrada, el 3 de Noviembre de 1534 profesó su Fe.

El convento de San José en Ávila

Durante esos años padeció determinados problemas físicos, que la dejaron durante un par de años paralitica. Sin embargo, su Fe era muy grande. Es de destacar las visiones del propio Jesucristo, que estamos seguro que le ayudaron a escribir sus fabulosos poemas, que serían publicados, tras su muerte.

El éxtasis de Santa Teresa

Santa Teresa conocería a grandes hombres, que también serían Santos como Francisco de Borja y San Juan de la Cruz, que ejecutaria la reforma que iniciaría la andadura de la Orden de los Carmelitas Descalzos, algo que trajo más de un quebradero de cabeza a ambos, ya consistía en una reforma de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo. A esto, no ayudo las visiones que decía tener Teresa de las que los propios Sacerdotes dudaron más de una vez. 
La definitiva fundación de la Orden, le llevo a fundarla en las diferentes partes de la geografía española. Por otra parte, la poesía lírico-religiosa de la Santa, destacando por su capacidad vocacional. Fruto de su gran capacidad poética, el nombre de Santa Teresa de Jesús figura en el Catálogo de autoridades de la lengua publicado por la Real Academia Española.


Santa Teresa de Jesús falleció el 4 de Octubre de 1582, tras sufrir varias enfermedades, puede que fruto de su vida itinerante. Una vida dedicada a Dios y la literatura, que nos dejo tan grandes composiciones como esta:

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Una de las grandes maestras no sólo en su vivencia de la Fe, sino en su forma de componer, que la hacen una de las grandes literatas del Siglo de Oro Español de las Artes y las Letras.
Su vida y obra se puede consultar en: Santa Teresa de Jesús-Wikipedia

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