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martes, 19 de agosto de 2014

La hipocresia de una sociedad miserable

De entre las muchas partes del Evangelio, una de las que más me ha llamado la atención es aquella en la que Jesús ve en el Templo a los ricos echar ingentes donativos, mientras que tras ver a una pobre viuda echar una lo suyo dice que ésta ha echado más puesto que sí los ricos han dado lo que les sobraba, la viuda había dado todo lo que tenía.


Cuando veo como desde el denominado primer mundo se rasgan las vestiduras por el tema del ébola o ante el conflicto de Gaza, me pregunto ¿Es que acaso no había propagación del ébola desde Marzo? ¿Por qué tanto apoyo hacía los palestinos, mientras en Irak se esta literalmente masacrando a los cristianos por parte de los musulmantes? ¿Ahora Putin es malo? ¿Obama es ahora malo o sigue siendo "bueno"?
La respuesta no es fácil. Lo que sí es seguro es que el hombre actua como los fariseos de la época de Jesús. Pensamos que dando comida para el denominado tercer mundo, nos convertimos en buenas personas o que dándonos palmadas en el pecho frente a las injusticias, éstas se arreglan. Y no.
No se puede mirar para otro lado cuando desde Marzo comenzó a espandirse el ébola. No se puede mirar para otro lado cuando la franja de Gaza lleva siendo fuente de conflicto por parte de unos miserables que desde un bando y de otro utilizan a los civiles para sus viles intereses. No se puede mirar a otro lado cuando ante la llegada de inmigrantes, la policía, guardia civil y Cruz Roja esta desprotegida a la hora de tratarlos, ya que no tienen los medios necesarios. No se puede dar un Premio Nobel de Paz a un terrorista o a un señor que como Presidente de su país acaba bombardeando a otro.
Pero los seres del primer mundo, no actúan a no ser que les afecte. No se empezó a hablar seriamente del ébola hasta que comenzó a "afectarnos". No se comenzó a hablar de la masacre de cristianos hasta que no lo sacaron los medios de comunicación, ya que muchos en Europa y concretamente en España no les interesa poner a algunos musulmantes como seres indeseables, que sólo disfrutan con la muerte de aquellos que no tienen sus mismas creencias.
Nosotros sólo nos preocupamos de nosotros. Y cuando hay ocasión hacemos lo que se ha llamado "banco de alimentos" u ofrendas para quitarnos un "peso de encima" y creernos muy buenos. Decía el Papa recientemente que no concibe que haya personas consagradas, que vivan literalmente a cuerpo de Rey (que sean ricos, vamos). Y es verdad. Aunque yendo más lejos, no concibo como dentro de nuestra especie somos capaces de las mayores atrocidades, mientras miramos para otro lado. A no ser, claro está, que nos afecte muy directamente. De momento, sólo damos lo que nos sobra y no lo necesario para que TODOS vivamos decentemente y los miserables que fomentan la hambruna, las guerras, la falta de libertades individuales acaben entre rejas.

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